La UNICEF en su campaña del 2019 para el empoderamiento de las jóvenes mujeres en Latinoamérica define: “Empoderarse no es tener poder sobre otros. Es el poder transformar de manera positiva lo que está a tu alrededor y ser reconocida como una persona que luchó por sus sueños y nunca se rindió”.
La palabra empoderamiento proviene del empowerment en inglés, entendiéndolo como la capacidad que tiene el ser humano para “hacer” para “accionar” en beneficio propio y que le permita llevar a cabo sus planes, proyectos y sueños. Jamás se ha enfocado a la supremacía del uno sobre el otro o ser hegemónico y autoritario.
El empoderamiento femenino en México
Respecto a los esfuerzos que se han realizado en México, la Mtra. Linda González Baltazar, experta en comunicación social y política y docente en CETYS Universidad, señala que en México se está viviendo un momento histórico por la apertura que ha habido para que mujeres ocupen puestos de toma de decisiones en el gobierno, en organismos autónomos, en candidaturas de partidos políticos, en asociaciones civiles, así como espacios para conversar los temas de empoderamiento, desde el foro Forbes “Mujeres Poderosas” que se celebra cada año desde el 2016 en nuestro país y otros escenarios de trascendencia mundial.
Sin embargo, señala que, “aunque pareciera que el piso está ‘parejo’, que el techo de ‘cristal’ del que tanto se habla se desvaneciera y las mujeres al fin alcanzamos la tan anhelada equidad, las estadísticas muestran lo contrario, y entre actos de violencia, feminicidios, sueldos dispares del 19% menos hacia las mujeres en comparación con los hombres, discriminación por maternidad y preferencia sexual, siguen opacando el tema de empoderamiento femenino y sólo se centra en el ámbito de los negocios, como si sólo el hecho de ser emprendedora, le atribuyera dicha capacidad por tener ingresos económicos, muy importante, más no suficiente”.
Asimismo, la Mtra. Linda destaca que aunque México ha logrado crear instancias de representación de la mujer, para su posicionamiento y trascendencias en diferentes ámbitos, “por desgracia, nuestra cultura ‘sumisa’ de poca credibilidad en nuestras habilidades y talentos es lo que no nos permite llegar a ocupar más espacios de decisión que por años otras mujeres han luchado desde Sor Juana Inés de la Cruz hasta nombres conocidos como Marta Lamas, entre otras”.
Empoderamiento no es una guerra entre sexos
Lamentablemente el discurso rebasa la realidad, destaca la experta, ya que busca “maquillar” la situación nacional otorgando mensajes a través de los medios de comunicación y redes sociales donde los pronunciamientos se acercan más a una guerra de sexos que una búsqueda de la equidad de género basada en el respeto y la igualdad de oportunidades.
Al respecto, la Mtra. Lucía Beltrán Rocha, Directora Académica del Campus Internacional Ensenada de CETYS Universidad, comenta que desgraciadamente el término empoderamiento suele malinterpretarse en un sentido de superioridad, “como si la mujer quisiera colocarse por encima del varón, y esto pudiera ser una respuesta o un reflejo a un sentimiento de amenaza, una emoción de pérdida por el control de las cosas, pero realmente la mujer ha luchado por ser escuchada, porque se le sume de forma activa y de esta forma multiplicar las competencias junto con las del varón.
¿Cómo empoderarme?
“Recordemos que nadie empodera a nadie, no podemos hablar de empoderamiento a otros, cuando lo entendemos como si fuese algo se nos llega de manera mágica, sobre todo a las mujeres. Ese poder está con nosotros desde que nacemos, pero sin duda se fortalece con la adquisición de las habilidades blandas, las llamadas “soft-skills”, tan necesarias en la educación universitaria”, comenta la Mtra. Linda.
El empoderamiento comprendiéndolo entonces como la capacidad de “hacer”, se categoriza en 3 tipos:
- Poder interior: que representa mi mejor versión, no sólo en imagen personal sino en mis valores, creencias y convicciones.
- Poder De: Saber Ser para saber Hacer.
- Poder Para: impactar a los demás, a mi entorno, a la sociedad y el contexto.
El rol del docente y la escuela
La Mtra. Linda destaca que sin duda nuestro país necesita una urgente educación basada en la equidad de género, llamada COEducación, y es de vital importancia que los docentes de todos los niveles se involucren aún más en la educación desde una “perspectiva de género”, entendiendo la necesidad de “justicia” de las alumnas por pertenecer a los grupos de decisión, transformación, innovación y emprendimiento.
“Pero también armonizando la empresa y la universidad como espacios para poder influir y trascender en las mejoras para una sociedad donde los hombres y mujeres sólo nos distingamos visualmente por nuestro sexo, no por los roles impuestos por el género”, concluyó.
Por su parte, la Mtra. Lucía Beltrán destacó que lo cierto es que se trata de generaciones más incluyentes y conscientes de la tolerancia e igualdad, y son ellos los que estarán conformando la sociedad actual como agentes de cambio.
“Nuestro gran reto es que los jóvenes, así como los docentes asuman que las competencias que se desarrollan no están asociadas al género, que las aportaciones de unos y de otros suman y generan valor, y que se debe favorecer la verdadera equidad desde el aula, desde la institución, a través de la formación en valores, con la cero tolerancia al acoso y al abuso, incentivando la participación equitativa de los estudiantes en las diferentes actividades curriculares y extracurriculares, y que también esto debe fortalecerse en casa para lograr un verdadero cambio cultural en nuestra comunidad, nuestro país y el mundo”.