Ante la torrencial lluvia de propuestas que el amplio conjunto de candidatos a puestos de elección popular nos plantea hoy en día, subyace una realidad que se deriva de los principios que las ciencias nos enseñan, tal y como lo demuestra la economía cuando establece que en la medida en que el ingreso familiar suba, el gasto en el hogar se incrementará.
Tomando entonces como referencia lo que esta premisa nos propone podemos deducir que, mientras ese aumento en los ingresos no llegue a los bolsillos de las personas, el gasto familiar será destinado a atender básicamente las necesidades asociadas a la manutención; tal situación hará que la muy esperada reactivación económica no llegue a nuestra realidad en los tiempos que nos prometen estos políticos y gobernantes.
Sí a lo anterior le agregamos la orientación que se le ha venido dando a los recursos públicos, no resulta muy difícil vaticinar que las condiciones económicas que aún están pendientes de manifestarse como tal, van a generar condiciones sumamente restrictivas para el gasto lo cual orientara el poco recurso disponible hacia los bienes de consumo temporal.
De ser esto así, buena parte de las empresas que se dedican a la elaboración de productos de consumo duradero están muy próximas a ser impactadas por un significativo decremento en las ventas de sus bienes, tal situación podría obligar a la necesaria reducción de los empleos que ahora ellas sostienen, agravando aún más las condiciones económicas de un buen número de familias.
Esta condición podría también impactar a otras actividades económicas tal y como podría ser el sector financiero el cual comienza ya a resentir como se ha venido reduciendo el uso de instrumentos de financiamiento tales como los préstamos de nómina, los créditos personales, así como la compra de algunos bienes a través de las tarjetas de crédito.
Si en breve, los gobiernos no toman decisiones orientadas a la franca y decidida reactivación de la economía y, sobre todo, sino buscan diferentes alternativas para que los recursos regresen a los bolsillos de quien sostiene a una familia, nuestra economía transitara rápidamente hacia condiciones más restrictivas las cuales podrían agravar aún más la presente situación.
Dichos escenarios nos demandan hacernos muy conscientes de lo que en breve estaremos enfrentando y, si queremos salir bien librados de tales condiciones es tiempo de analizar muy a fondo como estamos administrando los ingresos que, espero que todos sigan recibiendo.
2021 es un año en que se debe concentrar el gasto en aquello que resulte ser estrictamente indispensable, pues será mucho más probable que los ingresos vayan disminuyendo conforme se acerca el final de este año.
De darse una reactivación económica no será en estos momentos, pues para ello se requiere que la economía en su conjunto empiece nuevamente a contratar personal; que estos empleos permanentes le devuelvan la certeza de un ingreso fijo y constante a las familias, y por consecuencia de lo anterior, el comportamiento de la demanda nuevamente empiece a requerir de más productos.
Por ello, y en tanto no veamos señales de que esto ya está sucediendo, seamos muy juiciosos con el uso que a nuestros ingresos le estaremos dando en los siguientes meses.
Por: Carlos Castellanos León, Profesor de la Escuela de Administración y Negocios, CETYS Universidad Campus Mexicali
