¿Soy un ser humano excepcional?

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“EL éxito no significa nada”.  Hemos visto que el éxito externo no significa nada, a no ser que tenga éxito interno. Existe una enorme diferencia entre el beneficio y el bienestar, por esta razón el ser humano debe manejar el autocontrol, el cuidado de la propia mente, cuerpo y alma, ya que son esenciales para vivir la vida de sus sueños ¿Cómo ocuparse de los demás si no se ocupa de sí mismo ¿Cómo hacer el bien?  Si ni siquiera se siente bien. 

 

Una opción que se tiene para lograr ese éxito en la vida es un cambio en la esfera de los valores, en la esfera de la conciencia humana. No basta con inventar reglamentos, leer artículos que hablen o versen sobre valores o ética. Esto debe generar una razón personal para hacer lo correcto, la cual lo llevará a un auténtico compromiso con los valores.

     

En ese sentido, es necesario desarrollar una verdadera comprensión del propósito de la vida como seres humanos, motivando con esto la búsqueda de la serenidad y tranquilidad en un mundo difícil de entender. El conocimiento, las experiencias y problemas del diario vivir, les debe dar el poder de transitar como seres capaces de enfrentar cada situación con inteligencia y sobre todo valor.

    

Es fundamental descubrir la bondad en otros para creer en un mundo de paz, procurando siempre brindar una palabra generosa una sonrisa, ¿Y por qué no? un abrazo a quienes lo rodean. 

 

El ser humano debe ser ambicioso, muy ambicioso, en la medida que esto implique visión, misión y perseverancia, sin olvidar la justicia, ya que en un sentido compartido mantiene unidas a las personas, la injusticia alienta las relaciones amargas y pone a los unos en contra de los otros.

 

Debe ser leal y promoverlo, ya que es uno de esos valores que lo moverá a interesarse por lo que hace y para quien lo hace, sin lealtad se generará un conjunto tentativo de personas aliadas, pero de manera provisional.

 

Es vital que se engrandezca, diciendo y luchando por la verdad, ya que esta es reconocida como una virtud. 

 

No puede perder su principal función como persona, que es contribuir al crecimiento de otros seres humanos.

 

Una persona excepcional resuelve las situaciones que se le presenten con pasión, entusiasmo y emoción, hace un desafío de todos sus actos, vive plenamente dando todo lo que sabe, y lo que es, contagia e inspira la pasión por compartir, amor, amistad y respeto. 

 

Entiende que su éxito es la razón de su contribución en beneficio de los demás, esto implica poner a prueba la aplicación de sus propias virtudes e integridad. 

 

Empecemos desde hoy a transformarnos en seres humanos excepcionales.

Por: Dra. Victoria González Gutiérrez, profesora de la Escuela de Administración y Negocios de CETYS Universidad, Campus Mexicali

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