Las empresas actualmente se encuentra en la caza de nuevos horizontes empresariales que generen la oportunidad de crecer y abarcar mercados en diferentes regiones del mundo; sin embargo obliga a las empresas a desarrollar nuevas capacidades, habilidades y compromisos, de esta manera se gesta un proceso de aprendizaje por medio del cual se debe fortalecer el posicionamiento de la empresa con un enfoque global, cuya objetivo sea direccionado a la competitividad, que le permita también conocer los aspectos, legales, sociales, políticos, económicos y principalmente el aspecto cultural de cada país, para desarrollar estrategias de relación laboral y de inversión entre países.
Si se analizan algunos aspectos culturales en materia de conducta laboral de los diferentes países con capacidad para atraer inversión extranjera se encuentra una gama muy interesante y diversa de procesos laborales, en algunos países la principal prioridad de vida es el trabajo, “viven para trabajar” y para la empresa para la cual prestan sus servicios, mientras trabajan no debe existir ningún aspecto que los distraiga de sus funciones, la forma en la cual se comprometen con el trabajo es agobiante, este debe ser el factor distintivo de un individuo con un alto reconocimiento y validez para la empresa, esto será motivo de respeto y admiración, ya que es un ente que contribuye con su esfuerzo, entrega y dedicación al logro de objetivos que llevarán a la empresa al éxito.
Existen otras culturas laborales que se inclinan por estar en constante armonía con la empresa para la cual trabajan, de esta manera se aseguran que la empresa siempre exista, y así tendrá un lugar en dónde trabajar y ver realizados sus sueños.
También se da una contraparte dentro de los distintos ámbitos culturales en los que se desarrollan las empresas a través de su práctica laboral, cuya filosofía laboral es la de “trabajar para vivir”, en muchas ocasiones su lugar de trabajo es “un mal necesario”, por medio del cual van a satisfacer sus mínimas necesidades, de tal suerte que no ve a la empresa como un medio importante de desarrollo, y desde su cultura laboral, ven al inversionista, como la persona que se lleva las ganancias de su esfuerzo, esto trae consigo eventos desafortunados en los cuales el trabajador no dará el máximo en su potencial, lo que se traduce en una falta de compromiso y lealtad por parte del trabajador.
De acuerdo al proceso de globalización, es imperante que los inversionistas, se comprometan a adecuar su estructura laboral a las condiciones y estructuras normativas de la región en donde pretenden operar, creando una cultura laboral justa, equitativa y congruente con las exigencias actuales, y así de esta manera poder generar un comportamiento humano adecuado, que lleve a la construcción de empresas competitivas que se puedan colocar dentro de los grupos empresariales de clase mundial.
Por: Dra. Victoria González Gutierrez, Profesora Investigadora del Colegio de Administración y Negocios, CETYS Universidad Campus Mexicali
