Eficiencia energética: asignatura pendiente en México y en el mundo

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Hoy en día, y a través de la historia de la humanidad, la eficiencia en el uso de los recursos ha sido sumamente importante para la supervivencia y la calidad de vida. Este 5 de marzo se celebra el Día Mundial de la Eficiencia Energética, ello porque se trata de un aspecto trascendental para la supervivencia de los seres humanos, así como para incrementar la calidad de vida de toda la población del planeta.

Como ocurre en diversos sectores, la estipulación de esta celebración se dio en el marco de debates sobre la crisis energética mundial, los problemas generados, así como las posibles soluciones. Además, el objetivo principal es que la población medite sobre las maneras en que se usa la energía en la vida cotidiana y los efectos que tienen los buenos y malos hábitos energéticos. Por lo tanto, es un buen día para analizar la participación individual y colectiva relacionada con el uso eficiente de la energía.

De acuerdo con el Dr. Josué López Leyva, Coordinador de la Ingeniería en Energías Renovables en CETYS Ensenada, la eficiencia energética se relacionado con el uso adecuado, en cantidad y calidad, de la energía sin demeritar la calidad de vida.

“Esto se puede lograr por medio del cambio de hábitos de consumo y el uso de sistemas y tecnologías que permitan usar más eficientemente la energía. Para ello, todos debemos cooperar desde nuestras trincheras: las personas en sus casas particulares, las empresas públicas y privadas en sus instalaciones, los proveedores de servicios y productos, el sector industrial, turístico, entre otros”.

Sin embargo, destacó el también investigador, en el rubro personal e institucional hay muchas tareas pendientes. El hecho de que existe una gran cantidad de teoría, técnicas y métodos relacionados con eficiencia energética, pero aún con ello, la teoría no es suficiente para la obtención de resultados objetivos en beneficio de la humanidad.

“En este sentido, la voluntad política personal e institucional tiene una gran deuda con la eficiencia energética. Por ejemplo, aún se cuenta con infraestructura del sector público y privado que no son eficientes energéticamente hablando, no consideran ningún estándar internacional que permita mejorar la eficiencia (tal como el ISO-50001), tampoco aspectos de arquitectura bioclimática para reducir la cantidad de energía usada para proveer sus servicios y productos, no tienen políticas institucionales formales, entre otros aspectos que nos hacen dudar sobre la importancia real y sincera que tenemos, como colectivo, referente a la eficiencia energética”, destacó el investigador.

Asimismo, el Experto CETYS sostiene que los aspectos comerciales han nublado la verdad promoviendo la idea de que instalando plantas y sistemas de energía basadas en fuentes renovables se promueve la eficiencia energética.

“Lo anterior permite generar energía con un impacto ambiental potencialmente menor en comparativa con los combustibles fósiles, pero el uso de la energía sigue siendo ineficiente. Como ejemplo, es como perforar más pozos para obtener agua del subsuelo, y una vez extraída, derrocharla por la calle”.

A manera de conclusión, López Leyva destaca que, no preocuparse sinceramente por la eficiencia energética provoca, de manera directa, un debilitamiento en la seguridad energética de cualquier país o región, un desequilibrio en la curva de la generación y demanda energética (siendo el peor escenario que, la demanda será mucho mayor que la generación), una alta dependencia energética de otros países con más potencia instalada, entre otros efectos negativos.

“Y, esto se puede traducir en escenarios socioeconómicos incómodos, tales como cortes masivos de energía no programados, daño en la infraestructura eléctrica, precios elevados de la energía, etc. Para mejorar la eficiencia energética es necesario disminuir la pobreza energética, incrementar la democratización de la energía, fortalecer la seguridad energética, trabajar mucho más en los factores sociales que afectan a la generación de energía, tales como la percepción, aceptabilidad social, apropiación social y la confianza en el sector energético privado y público”, concluyó el Experto CETYS.

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