El autocuidado en el regreso a la presencialidad

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Aunque el regreso a la presencialidad es esperanzador, este retorno también genera temores y puede propiciar algunos trastornos. La mejor herramienta para enfrentar los retos de esta transición es el autocuidado, explica Experto CETYS

 

Tras un 2020 caracterizado por las complicaciones y pérdidas ocasionadas por la pandemia de COVID-19, y un confinamiento masivo que obligó al mundo entero a replantearse la forma de convivir, de estudiar y de trabajar, durante los primeros meses del 2021 la vacunación está representando la esperanza de retomar la vida habitual, lo más parecido posible a como era antes del nuevo coronavirus. 

 

Es un hecho que el regreso a la presencialidad representa un alivio, al permitir retomar las actividades económicas necesarias para la subsistencia familiar o individual. Sin embargo, este retorno también genera temores y puede propiciar la manifestación de algunos trastornos, indicó el Dr. Josman Espinosa Gómez, docente investigador de la Escuela de Psicología de CETYS Universidad Campus Mexicali. 

 

Frente a esto, “hay que asumir que el único espacio que podemos controlar es en nosotros mismos, por eso, el autocuidado es la mejor herramienta para enfrentar este proceso de transición a la presencialidad”. 

 

Añadió que cuando una persona es dominada por el miedo y la preocupación, pone en riesgo su sistema de regulación de energía, lo cual se identifica con descuidos como olvidarse de comer, de beber y de descansar. “El gran riesgo psicológico que se corre en esta situación es el agotamiento psicofísico, el estrés crónico, agotamiento psicofísico y luego la cristalización en un amplio abanico patológico”. 

 

Para evitarlo, el especialista emitió algunas recomendaciones que fomentan el autocuidado y ayudan a conservar una buena salud física y mental, de cara al regreso a las actividades presenciales. 

 

  • Busca la aceptación: Aceptar cuanto antes lo que está ocurriendo ayuda a resentir menos los cambios. La aceptación disminuye la rabia y el resentimiento psicológico; en cambio, no aceptar desgasta, cansa y te hace menos eficiente. 
  • Ten expectativas realistas: Exigirte expectativas muy altas te puede llevar a la frustración, y de ahí a la ansiedad. Proponte metas realistas y sencillas de lograr, y aumenta su dificultad gradualmente.
  • Fomenta el apoyo mutuo: Recuerda y recuérdale a los demás esto: no estás solo. Da apoyo, busca momentos para hablar, para escuchar, para llorar, para gritar, incluso, para reír. En general, el apoyo mutuo es esencial.
  • Cuida tu cuerpo: Aliméntate y duerme lo suficiente. Dormir ventila el estrés, lo procesa, y te ayuda a permanecer en el aquí y ahora. Permanecer en el presente ahorra energía y minimiza los fallos.
  • Gestiona tu tiempo y descarga el estrés: Hacer pequeñas paradas de unos minutos por cada hora de trabajo es un reseteo útil para recargarse y seguir. Date tiempo para desconectar haciendo alguna actividad física o lúdica, o simplemente para hablar con tus seres queridos.
  • Aprende: Recuerda que las crisis son también una oportunidad para el aprendizaje; no desde el miedo, sí desde la curiosidad. La curiosidad de ver cómo cada día se presentan nuevos retos, nuevos obstáculos a superar; de todo se puede aprender.

 

“No perdamos la oportunidad de aprender para crecer como personas y que está situación que hemos vivido, le recordemos como un parteaguas de una mejor versión de cada uno de nosotros para el resto de nuestras vidas”, concluyó el docente.

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