Del espagueti de TLCs al huevo revuelto del TLCAN

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Cuando a mediados de los 1980´s los acuerdos de libre comercio (también conocido como tratados de libre comercio o TLC) empezaron a explotar en todas direcciones, unos años después se desarrolla el concepto de “plato de espagueti”. El concepto surge cuando se plasman en papel a los diferentes países del mundo que realizan TLCs con sus contrapartes relacionándolos por medio de círculos o elipses. Lo que surge de este ejercicio hecho por el Banco Interamericano de Desarrollo es una relación que de lejos se ve como un plato de espagueti. Se tienen relaciones de diferentes países por acuerdos binacionales, pero también nos encontramos con que muchos países tienen TLCs con más de un país, o multinacionales. Algo que se observa al analizar ese espagueti de TLCs es que la mayoría de los países los ha establecido con sus vecinos, lo que hace que se perciban muy regionalistas las relaciones comerciales de los socios.

Entre otros muchos acuerdos de promoción y cooperación, México cuenta con doce TLCs, de los cuales cinco son con más de un país, o sea multinacionales. Sin duda el TLC más relevante para México es el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) que incluye a México, Estados Unidos y Canada. Desde una perspectiva geográfica, este es un TLC regional, incluye a la América del Norte, que por cierto empieza en México. Cuando este acuerdo se desarrolló a inicios de los 1990s, la idea era conformar un bloque comercial sólido que pudiera competir con los otros dos bloques comerciales que se estaban consolidando en el planeta, la ahora Unión Europea y el Pacífico Asiático. Está claro que, a pesar de las distancias, estos dos últimos bloques cubren especificas regiones geográficas del mundo.

El TLCAN entró en vigor el 1 de enero de 1994 después de haber pasado por una negociación intensa donde participaron los tres países firmantes. Corridos los trámites legislativos en cada país, su impacto se percibe casi de inmediato. Durante los primeros años, fue necesario ir descubriendo lo que con el TLCAN se podría hacer. Después la velocidad de integración de las economías se acelera hasta llegar a una fuerte consolidación en muchas áreas y sectores industriales. Es así que para muchas mercancías cruzar la frontera se vuelve algo cotidiano. Existe evidencia, sobre todo con partes automotrices, que muchas partes y subensambles cruzan la frontera más de cinco veces antes de ser incorporadas al producto final. Esto quiere decir que a esa parte algo de valor le es añadido cada vez que cruza la frontera. Una integración así, nos lleva a pensar mas que en un espagueti, en un huevo revuelto.

En un espagueti podemos encontrar y separar cado de los participantes, incluso aislarlo. Cada uno de los espaguetis puede separarse de todos los demás sin mayor problema que deshaciéndose de la relación que une a los países involucrados. Sin embargo, en un huevo revuelto la separación es algo más complicada al buscar separar la yema de la clara debido a que se han integrado. Aunque hoy en día es posible realizar lo anterior con algún proceso, el resultado será una yema y una clara bastante diferentes de cómo eran antes de revolverse. Cuando se ideo el TLCAN, se vio más como un huevo revuelto que como parte de un espagueti, similar a lo que otros bloques han visualizado como la Unión Europea, entre otros.

Es de esperarse que los acuerdos internacionales se revisen de vez en cuando. Aunque el TLCAN ha funcionado bien por muchos años, ahora le toca un ajuste mayor. El TLCAN de 1994 cubre muchos temas, por lo que es perfectible. Si consideramos que el Internet, como lo conocemos hoy, nace prácticamente el año anterior al TLCAN, la tecnología actual y el desarrollo comercial es muy diferente de cómo era a inicios de los 1990s cuando se negoció el TLCAN actual. Solo es es suficiente para revisar y mejorar el TLCAN. Estimo que las negociaciones que actualmente se desarrollan serán intensas, complejas, tediosas, largas, pero confío en que resultarán en un TLCAN II superior. Hacerlo de otra manera, nos obligará a separar la yema de la clara cuyo resultado sería complejo. Además, habría que poner en funcionamiento el Plan B, o como dice el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, otros planes que ya tienen como el “plan C y D y E y F”.


Dr. Jorge A. Wise L., director del Posgrado en Administración del Sistema CETYS y director del Centro de Emprendimiento y Competividad Educativa (CECE) de CETYS Universidad, Campus Mexicali.

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