Sin importar quién resulte electo, la relación transfronteriza mantiene expectativas de productividad y crecimiento; para ello, la variable presidencial puede sumar diferente, dependiendo de la figura que ocupe dicha posición, analiza Experto CETYS
El demócrata Joe Biden y el republicano y actual presidente Donald Trump son los contendientes a gobernar el país más poderoso del mundo durante los próximos 4 años. Uno de ellos se proclamará ganador en un par de semanas, siempre y cuando durante el proceso electoral no se presenten controversias que obliguen a que sea el Poder Judicial de Estados Unidos el que determine al ganador.
A unos días de los comicios presidenciales, Biden aventaja a Trump con alrededor de 10 puntos en términos globales, superándolo en los estados oscilantes clave de una forma tan amplia como para suponer que para Biden es posible lograr los 270 votos del Colegio Electoral; sin embargo, en este momento la victoria tanto de uno como del otro, es posible, señaló el Dr. Francisco Vélez Torres, Director del Colegio de Administración y Negocios del Sistema CETYS Universidad.
“Se puede afirmar que independientemente de quién sea el Presidente de Estados Unidos durante los próximos 4 años, la relación binacional con México, especialmente en la frontera, mantiene la expectativa de seguir siendo dinámica, productiva y benéfica para ambos países”.
Sin embargo, aclaró, siempre es deseable que todas las variables sumen, y la variable presidencial puede sumar diferente dependiendo de la figura que ocupe dicha posición.
¿Joe Biden o Donald Trump?
En el caso de la propuesta presentada por la fórmula que integran Donald Trump y su Vicepresidente Mike Pence, dijo el Dr. Vélez, sucedería lo que ya se conoce. Un Presidente con una agenda aislacionista, que minaría muchos de los procesos de negociación entre ambas naciones y que, excusándose en la ley, dejaría –como ya lo ha hecho- en el desamparo a miles y potencialmente millones de personas en vulnerabilidad jurídica por su estatus migratorio; que seguiría utilizando la construcción del muro fronterizo como estandarte de seguridad, e invertiría recursos en acero y cemento, cuando lo que se necesita es reforzar la seguridad con tecnología e inteligencia, para agilizar los cruces fronterizos.
Se continuaría con un presidente que utiliza su poder de negociación para imponer restricciones comerciales, arancelarias y laborales, cuyas consecuencias distorsionan la economía, y con ello, disminuye la competitividad transfronteriza.
En caso de ganar la fórmula integrada por Joe Biden y Kamala Harris, se prevé a un presidente con experiencia doméstica e internacional, sabedor de las implicaciones geopolíticas de cada decisión presidencial, actuando en mancuerna con una vicepresidenta que entiende al inmigrante y que, como Senadora por California, es sensible a la necesidad de cercanía y colaboración transfronteriza.
En este escenario, la principal ventaja para México es que la Casa Blanca definiría una agenda política con una relación bilateral más central, entendida en sus múltiples dimensiones, con una perspectiva incluyente y sistemática; aunque, sin duda, se esperarían presiones hacia México en temas como energía, recursos hídricos y el cumplimiento de las condiciones laborales del T-MEC.
Vida transfronteriza luego de la elección
“Para los mexicanos, es inquietante la expectativa de quién será el representante máximo de nuestro principal socio comercial. Es tan estrecha la relación binacional, que lo que sucede en la política estadounidense es de enorme relevancia para México, especialmente para nuestras fronteras”, agregó el experto.
El perfil e ideología del Presidente de Estados Unidos constituye un elemento de enorme influencia en su relación con México. Sin embargo, debe reconocerse que la relación entre ambos países tiene raíces profundas.
Un gran ejemplo es el liderazgo de las comunidades transfronterizas, como la región CaliBaja, donde ciudades gemelas como Tijuana y San Diego lideran iniciativas de mejoramiento económico y social, enmarcadas por una creciente integración binacional que impulsan los lazos étnicos y culturales compartidos por sus millones de habitantes con familiares en ambos países.
En cualquiera de los dos escenarios, las responsabilidades de México seguirán siendo buscar una agenda bilateral pertinente, impulsar las dinámicas regionales transfronterizas, y actuar con diligencia y responsabilidad en favor de este país.
“El mayor bien que se puede hacer México es buscar el fortalecimiento de las instituciones y del Estado de Derecho, de manera que todos los actores nacionales y extranjeros tengan seguridad personal, social, económica y jurídica. En toda relación con el exterior, esta es la mejor tarjeta de presentación”, concluyó el Dr. Vélez.