En el marco del Día Nacional del Adulto Mayor, cada 28 de agosto reflexionamos sobre las acciones necesarias para garantizar una vejez digna y con un papel cada vez más activo, analiza Experta CETYS
Merecedores de agradecimiento, afecto y de nuevas oportunidades: así son las personas mexicanas de la tercera edad, quienes cada 28 de agosto son conmemorados en el Día Nacional del Adulto Mayor.
Se trata de una fecha que invita a la reflexión sobre las acciones necesarias para garantizar una vejez digna, con un papel cada vez más activo dentro de la sociedad, consideró la Mtra. Ivón Guerrero Ceballos, Directora de la Escuela de Psicología de CETYS Universidad Campus Mexicali.
Desde que fue instaurada en 1982, esta conmemoración tiene el objetivo de recordar y actualizar cada año los retos que cada uno de los sectores de la sociedad debe superar para entender a los adultos mayores, y garantizarles espacios donde puedan continuar sumando a la vida productiva, social y cultural.
“Es necesario que sean reconocidos por sus aportaciones pasadas, presentes y futuras. Dejar de considerarlos sólo como abuelos y entender que se desarrollan en múltiples roles. Una persona mayor tiene una historia de vida y cada día la sigue escribiendo, creando, proponiendo, indagando”, detalló la especialista.
Agregó que debe ponerse especial énfasis en el conocimiento y la comprensión de que la curiosidad, el amor, la sexualidad y el emprendimiento son algunos de los intereses de una persona adulta mayor, sin perder de vista que al cumplir 60 años o más, se vive una transición de la madurez a la vejez, misma que para algunas personas puede ser sinónimo de crisis, al enfrentarse a los cambios físicos y de roles que acompañan a esta nueva etapa.
Pese a la divulgación de esta información, así como al creciente número de profesionales especializados en la gerontología, el adulto mayor sigue enfrentándose al poco entendimiento de su realidad, y en ocasiones, al rechazo por parte de las generaciones más jóvenes, basado en prejuicios que los llevan a la creencia de que los mayores ya no tienen más para dar, y con ello, ampliando la brecha generacional.
“Es de esto de lo que debemos ocuparnos, ya que el camino al envejecimiento es, sin duda, una senda que se podrá recorrer mejor, cuando como sociedad nos preocupemos por generar un camino en el que revaloremos la experiencia y sabiduría del adulto mayor, y le procuremos los espacios para ejercer con total plenitud un envejecimiento activo, que le acerque a su realización personal”, concluyó la Directora.