En la actualidad, todas las empresas están obligadas a ingresar a un sistema de innovación permanente y constante. La evolución de los hábitos de consumo, las tendencias, la tecnología y la súper comunicación global no dan tiempo ni actúan compasivas con quienes se atrasan.
Las empresas familiares tampoco son la excepción, así que conformar y ser parte de una, supone una serie de ventajas muy favorables, como el alto nivel de confianza para la comunicación, que es fundamental para operar cualquier empresa; sin embargo, el “exceso” de comunicación también genera problemas dentro de estas organizaciones.
En México, las empresas familiares representan el 90% del universo; y de todo el Producto Interno Bruto (PIB) de nuestro país, el 62% lo producen estos negocios. Además, el 70% de la fuerza laboral es empleada por la empresa familiar, por ello su importancia en la economía nacional.
El Mtro. Jaime Edwards Rosales, Coordinador de la Licenciatura en Inteligencia de Negocios e Innovación y de la Incubadora de Negocios de Alto Impacto de CETYS Universidad Campus Internacional Ensenada, señaló que tradicionalmente, el remedio para solucionar este problema es plasmar claramente las reglas del entorno familiar-empresarial, el rol de cada uno de los integrantes de la familia y el alcance de sus acciones. Sin embargo, eso también frena la voluntad individual, porque cada uno se sumerge en su área de desempeño y pierde el interés en participar en otras funciones.
Mencionó que las grandes empresas globales invierten enormes cantidades de tiempo y dinero en departamentos de investigación y desarrollo, que no son más que máquinas de creatividad e innovación.
“Entonces, si la innovación es producto del pensamiento, es aquí en donde surge una muy buena oportunidad, especialmente en las empresas familiares, para aprovechar ese amplio canal de comunicación. Esta libertad de pensamiento es la que no debe coartarse. Todos los miembros de la familia deben participar de manera sistemática en sesiones de creatividad, aprovechando al máximo dos fortalezas naturales de la empresa familiar: la primera, el poder de la comunicación abierta, y la segunda, la preocupación verdadera y comprometida que cada uno de ellos siente por el éxito de la empresa, no sólo por la dependencia económica, sino por el patrimonio que para ellos representa”, expresó el experto CETYS.
Asimismo, comentó que la situación actual generada por la pandemia del COVID-19 ha dejado en claro que las empresas deben tener una alta capacidad de adaptación y flexibilidad para enfrentar los escenarios fuera de lo convencional.
“Quienes no modificaron sus modelos de negocio, seguramente cerraron sus puertas. Muchas empresas encontraron grandes oportunidades de negocio directamente relacionadas a las nuevas necesidades de los consumidores, es decir, ofreciendo productos y servicios que repentinamente se pusieron en auge, pero muchas otras encontraron también oportunidades de negocios gracias a la innovación aplicada para satisfacer las necesidades de consumo de productos y servicios convencionales”, reiteró.
Para ello, explicó que una buena idea, que incluso se puede convertir en un nuevo producto, sistema, método, innovación gradual o disruptiva, puede surgir en cualquier momento y desde cualquiera de las diferentes trincheras de la empresa, que puede darle una ventaja competitiva y redituable.
De acuerdo con el C. P. Armando Álvarez Carmona, socio y fundador de la firma Álvarez Carmona y Asociados, dedicada a prestar servicios de asesoría y consultoría integral de negocios, para que las empresas sean concebidas como familiares deben caracterizarse porque los dueños sean familia; que sea la familia quien lleve el rumbo del negocio involucrándose desde puestos básicos o de alta dirección; y que sean heredades de generación en generación.
Destacó que las empresas familiares tienen un nivel muy alto de mortalidad no sólo en México sino a nivel mundial, pues de cada 100 empresas, sólo 12 o 15 sobreviven en la tercera generación, por lo que es muy importante ayudarles para evitar el alto índice de mortalidad.
“Cabe destacar que dos terceras partes de las empresas familiares que no logran sobrevivir se debe a conflictos que la familia no supo resolver, por ello es imprescindible hablar de esta problemática y otras más”, concluyó Álvarez Carmona.
