En voz de nuestros Expertos: ¿Cómo enseñar ética a alumnos del MBA?

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En una reciente entrevista para el portal El Tiempo, la Dra. María del Carmen “Cusy” Echeverría, profesora de Ética en CETYS Universidad habló sobre ética; el reto educativo y cultural que supone lograr que la actividad empresarial sea esencialmente ética. El valor de una empresa, en efecto, no puede ser determinado únicamente por los resultados económicos y financieros sino por el impacto de su desempeño fundamentalmente en términos de sostenibilidad.

a continuación te compartimos un extracto de la entrevista realizada por Pablo Álamo, PhD en Economía y Empresa:

¿Cómo enseñar ética a los estudiantes de MBA?

Siempre he afirmado que enseñar matemáticas, física nuclear o cualquiera de estas ‘ciencias ocultas’ como las llamo yo, es más fácil que impartir y compartir conocimientos en el ámbito de la ética. El mundo empresarial hoy se mueve en un entorno donde ya no responde únicamente a los accionistas y a los trabajadores sino también a la sociedad civil, actual y futura, y esta nueva realidad debe estar presente en los programas académicos.

Mi estrategia – para utilizar términos empresariales – es partir de la realidad a la que todos tenemos acceso de conocer y a veces entender. Inicio cada sesión preguntando por ‘la noticia de la semana’ y los llevo a lo que yo llamo: ir de la 1ª dimensión o 1ª plana – si se trata de prensa escrita, a la 3ª o 4ª dimensión, a las páginas 12, 13 o 14 en las que se narra-explica-se da razón de la noticia; es necesario pasar del encabezado a las causas y efectos. Todo tiene un por qué, es importante cuestionarlo, pensarlo y entenderlo. Todas las noticias pueden y deben ser analizadas desde distintos puntos de vista, y en los programas de ética empresarial y responsabilidad social, deben serlo desde la moral.

Además, es fundamental poner a los estudiantes ante la obligación de tomar una decisión, y para ello es muy útil en las clases presentar dilemas y asuntos muy cuestionables que a diario presenta la realidad política, económica y social. En este aspecto, la metodología del caso es una herramienta educativa prácticamente insuperable.

¿Qué ejemplos de dilemas plantea usted?

Depende mucho del curso y del contexto en el que se desempeñan los estudiantes pero algunos frecuentes son:

  • los autos ‘autónomos’, son o serán un buen negocio; en caso de un accidente, ¿quién es el responsable?;
  • la manipulación genética, es un muy buen negocio: el desarrollo de la ciencia, ¿tiene algún límite?;
  • la guerra, de la que los países como Estados Unidos basan buena parte de su economía, ¿bajo qué circunstancias puede estar justificada? ¿Cuándo se puede hablar de “guerra justa”?;
  • la economía liberal, ¿es mejor que la proteccionista?
  • la democracia como forma de gobierno mayormente aceptada como ‘la mejor’ forma política-económica, ¿es realmente la mejor?
  • los deportes de alto rendimiento son un gran negocio: la naturaleza-anatomía-estructura biológica humana, ¿tiene un límite infranqueable? En el negocio del deporte ¿todo se vale?

Necesitamos poder acercarnos a la realidad no solo desde el objeto medible o acción económica sino desde la esperanza, esencialmente humana, de descubrir o acercarnos lo más posible a la verdad y significado de las cosas, del ser, para poder descubrir como hacer posible de verdad el desarrollo sostenible. Es una “batalla” que hay que librar desde la educación y la cultura, donde la lectura de grandes pensadores es un elemento absolutamente necesario.

¿Qué autores recomienda leer a sus estudiantes de ética?

Muchos autores clásicos y modernos son de gran inspiración para quienes desean cultivar la sensibilidad ética, además, considero particularmente importante la propuesta ética de los radicales antropológicos de la sociabilidad humana que estamos desarrollando en CETYS. Partimos de la premisa de que el principal deber moral del ser humano es desarrollar al máximo toda sus potencialidades humanas, todos los talentos que posee, y que éstos sólo pueden brillar en su plenitud en un contexto de confianza y generosidad, esto es, en la realización de una misión con una clara vocación de servicio.

En sus debates académicos, usted plantea la necesidad de volver a descubrir la autoridad. ¿A qué se refiere?

Hay otras palabras para decir autoridad: dominio, potestad, poder. Mi preocupación no se refiere tanto a la necesidad de ‘descubrir’ la autoridad como a la importancia de recuperar su profundo significado, ser entendida como la capacidad que tenemos para elegir ‘tener poder, dominio y potestad’ sobre otros y las consecuencias de esta elección. La autoridad se elige, no se nos impone; por ser escogida libre y conscientemente, es una decisión, que debe haber sido pensada, ponderada y en consecuencia ejercida por derecho. Hay distintas formas y/o espacios para ser autoridad, pero todas suponen responsabilidad y compromiso con el bien de quien depende de nuestra autoridad, sean nuestros hijos o alumnos, compañeros de trabajo o ciudadanos.

Puedes leer la entrevista completa aquí.

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