El mérito está en los hechos

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No puedo recordar cuántas veces he escuchado que ser joven es una responsabilidad y que ser universitario es un privilegio, por eso captó mi atención la entrada de un modesto blog en la red cuyo título era "Ser joven no es un mérito", este planteamiento y algunas ideas que hace tiempo me rondaban en las neuronas me llevaron a preguntarme cuál es el verdadero valor de ser joven, cómo nuestros talentos y sueños pueden aportar a la sociedad y, qué es lo que un joven universitario ha de considerar para convertirse en un profesional íntegro. Es cierto que ser joven es algo por lo que uno no trabaja, pues es el tiempo el que se encarga de este estado; en todo caso, somos más viejos de lo que éramos cuando nacimos y no podemos ganar a los años ni con los inventos de Emmett Brown. Desde este punto de vista, ser joven no tiene efectivamente ningún mérito. Y sí, la juventud es transitoria, sin embargo, es bien sabido que las características del espíritu que se le atribuyen se pueden conservar, aunque como decimos los posmodernos "depende", y depende de nosotros. El presidente chileno Salvador Allende habló en su famoso discurso a los estudiantes de la Universidad de Guadalajara en 1972 sobre un espécimen al que llamó "jóvenes viejos", refriéndose particularmente a aquellos que aspiran a obtener un grado profesional. Un joven viejo es aquel que considera un privilegio ser universitario y que ven en el resultado de su paso por la escuela un medio para ganarse la vida, no obstante, el problema (social) viene cuando no se asimila que no se trata solamente de un privilegio sino de una responsabilidad, ni únicamente de un medio para ganarse la vida sino de un servicio.Curiosamente, ciertos cursos de Mercadotecnia y Administración me han ayudado a reflexionar sobre algunos supuestos de corte humanista que tienen que ver con lo que he dicho; recuerdo esa enérgica sentencia de Frank Villalba "¡La Mercadotecnia no crea necesidades!", esto se entiende como que estas ya existen, siendo materiales, afectivas y de conocimiento, por lo que las organizaciones como las empresas deben cimentarse sobre el primordial objetivo de satisfacer alguna necesidad en el entorno en que se desarrollan, de la misma manera, los profesionales no han de ver únicamente por el dinero que se obtiene cada cierto periodo, sino por lo que lo que requieren otros seres humanos. En este aspecto, puedo decir que uno como joven se suele preguntar si lo que sueña tiene sentido para otros, si alguien realmente tiene interés y requiere de lo que tenemos que dar y los cambios que buscamos, pero la historia es un ciclo que ocupa de los revolucionarios, es decir, aquellos que, sea cual sea la situación económica, política y social del país y del mundo, vean desde su trinchera por la mejora del entorno. La sociedad, como el mismo Allende afirmaba, no requiere solamente de técnicos, sino de personas con vocación con actitud de servicio; necesitamos empresarios, poetas, fotógrafos, ingenieros, científicos, comunicadores, etc. honestos, apegados a los valores ahora más que nunca porque el futuro ya nos ha alcanzado y nos exige no sólo cumplimiento de las obligaciones, sino verdadera dedicación por lo que hacemos para que a través de esto podamos mejorar nosotros mismos y la situación de otros que necesitan de ello. Adriana PérezEstudiante de octavo semestre de Administración de Empresas.Ganadora de Peritus 2012 (Poesía Joven).Programa Jóvenes Creadores de la FLM, género Poesía (Universidad Veracruzana). 

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