Caminando entre patos

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   Un país, una civilización, se puede juzgar por la forma en que trata a sus animalesMahatma Gandhi Caminando entre patos.Hace unos días fui caminar a la isla Coronado que se encuentra en San Diego y a mí alrededor merodeaban pequeños patos  sin preocupación alguna. Algunos, casi a la orilla de la acera, se hacían acompañar por otros más grandes. Los jardines estaban rodeados  de fuentes que hacían fluir el agua por todas partes haciendo parecer que eran ríos y cascadas. Esta belleza y tranquilidad que se vive con la naturaleza me dio pie a pensar en lo que vivimos en nuestro país.Es bien sabido que la violencia  en los últimos años se ha recrudecido. Por  todos lados  la vemos surgir y se ha hecho  parte de nuestra vida cotidiana. Nuestras  casas se han vuelto inseguras y las calles también. Los negocios se cierran o bien les ponemos protecciones por si somos asaltados. Y me pregunto ¿de dónde viene todo esto?La respuesta es sencilla: de las formas de educación familiar en que hemos cimentado nuestras vidas. De una forma de pensar que al paso de los años nos ha hecho mucho daño. Ahora, nuestros hijos pasan el tiempo con videojuegos muy violentos. Por mencionar únicamente dos aspectos, tenemos que ahora los padres de familia sólo atinan a ver telenovelas y programas absurdos como los talk shows   sin contenido alguno. Ambas cosas, telenovelas y videojuegos son abono fundamental para una vida violenta. Un patrón de conducta nos lleva a otro. Esta violencia que vemos a cada minuto por televisión o de manera real, es producto de un país poco educado. De ahí que seamos de los últimos lugares en educación a nivel de la OCDE. Este país falto de educación también es robado de manera paulatina y poco hacemos por evitarlo.Cuando vamos de compras nunca se nos da el cambio exacto. En los bancos, en las tiendas de autoservicio, y en todo lugar.  Existe un robo hormiga que al día o al mes suma millones de pesos… y eso no lo hacen los narcos o los secuestradores. Eso lo hacemos nosotros mismo. Por otro lado, el nivel de desempleo hace que se cobre por todo. Por estacionarse en las calles, cuando vamos de compras, por que nos embolsen nuestro mandado en las tiendas de autoservicio. Por todo se cobra, e incluso por viajar en carreteras que les llamamos autopistas. Mismas que  son tan caras que difícilmente hacen que la economía se acelere, que nos den productos más baratos y que el turismo se incremente.  Se nos pide dinero en todo lugar y momento, en gasolineras, en cajeros automáticos, en la peluquería, en el restaurante, en los baños públicos, por personas que tapan baches en las calles o por aquellos que pintan topes. En fin, es cuento de nunca acabar que ha conformado toda una cultura de la limosna, producto de una forma de hacer las cosas. Y eso,  por desgracia, nos pertenece y lo hemos hecho nuestro. No podemos ver un animal  como un pato o un venado porque lo matamos o lo llevamos  a la casa. No hemos aprendido a convivir con la naturaleza y la acechamos como un botín más. Estamos sólo pensando en que se descuide el otro para robarle y hacer nuestro aquello que no nos pertenece. Al momento este país tiene 4 millones de desempleos abiertos, 60 mil muertos por causa de la violencia, 7 millones de pobres en tan sólo seis años y una pobreza total del 52%. Esos son los datos duros que nos dicen que algo anda mal y que debemos remediar tarde que temprano ¿pero cómo?Cuando caminamos por San Diego no sólo vemos patos, también vemos un lugar limpio y terminado. Si deseamos comprar un diario únicamente introducimos unas monedas en un cajón,  una puerta se abre y  extraemos el periódico…  y dejamos los que sobran para otros compradores. Nos subimos al trolley y nadie nos pide nuestro boleto que anteriormente hemos comprado en una máquina especial para ello. Se cobran multas enormes por estacionarnos en doble fila; en el lugar de discapacitados; por tirar la basura en la calle;  etc. y nos registran cada cosa que hacemos mal en un  historial que tiene todo habitante.  Estas formas de comportamiento  pertenecen a una sociedad en donde  aplica la ley, a una policía honesta y a unos ciudadanos cuidadosos del ecosistema. A una forma de educar bajo la verdad y no la mentira. A un gobierno que es elegido por un pueblo que desea ver gente que no les robe y que suba al poder público sin antecedentes deshonestos. La respuesta es muy simple: debemos copiar aquellas cosas que se hacen bien de otras naciones o comunidades. Caminar entre patos es muy difícil, pero debemos hacerlo y enseñarles a nuestros hijos que las telenovelas y los videojuegos violentos, así como tantas cosas que negativas que hacemos,  no son la respuesta para un sano comportamiento, ya que son la raíz de muchos males y  nos lleva a un lugar de muy difícil retorno. * Juan Francisco González Bermúdez es académico de la Escuela de Administración y Negocios.

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