Aunque siempre me ha gustado la astronomía, nunca imaginé que sería un espectador en la presentación de una nueva galaxia protozoaria o ver el Mar de Cortés y el Océano Pacífico al mismo tiempo. Soy cofundador del Club de Astronomía del CETYS y, gracias a eso me enteré que el Instituto de Astronomía de la UNAM estaba ofreciendo veinte becas a estudiantes de Latinoamérica para tomar un curso del 6 de junio al 1 de julio, que incluía trabajar e investigar con los Doctores del Instituto. Pensé en aplicar, pues no tenía nada que perder. Hice lo que tenía que hacer: entré a la página, leí el contenido del curso, elaboré un ensayo del porqué me interesaba ser parte de esta experiencia, entre otros requerimientos. Pero llegar a ser uno de los veinte, parecía una oportunidad muy remota. Pasaron semanas sin escuchar algo al respecto, pensé que en efecto, no había sido seleccionado a participar. Durante una clase, recibí el correo que me dejó sin habla. Un compañero, al verme tan serio, me preguntó qué me pasaba. Solamente pude apuntar al monitor. Un mes después estaba haciendo mi último examen final del semestre,y al día siguiente a las siete de la mañana estaba en Ensenada, en el IA-UNAM para comenzar mi "Astroverano". Pronto noté que habría diversidad cultural, pues había estudiantes de Costa Rica, Chiapas, Nuevo León, Ciudad de México y Puebla, yo era el único de Mexicali. Lo primero que hicimos fue elegir un tema de investigación y en base a eso se nos asignó un investigador asesor. El día iba a consistir en dos partes: por la mañana nos reuniríamos con nuestro asesor para reportar nuestros avances y dudas; por la tarde tendríamos dos conferencias sobre diferentes temas en astronomía expuestos por personas del mismo instituto. Así estuvimos por las primeras dos semanas: investigando, calculando, reduciendo datos, entre otras actividades. Pero a medio curso, tuvimos la oportunidad de ir al Observatorio Nacional de San Pedro Mártir. Después de cinco horas de viaje llegamos al sitio más oscuro de todo México, frente al observatorio más importante a nivel nacional y el tercero a nivel Latinoamérica. El lugar, durante el día, estaba muy agradable, por la noche se volvió mucho más frío, pero abrigados fuimos a visitar los tres telescopios con los que cuentan: de 2.1m, 1.5m y .84m. En la parte más alta del edificio del "Dos metros", hay una especie de balcón que rodea toda la cúpula. Es una vista espectacular: a lo lejos se ven las luces de San Diego, Mexicali y Yuma. Con la ayuda de la luz de la luna llena se distingue la península de Baja California y Hermosillo, al límite del horizonte.Después de regresar a la ciudad y concluir con la investigación con mis compañeras de Chiapas y Costa Rica de: Espectroscopía de Nebulosas Planetarias, expusimos frente a los compañeros, investigadores y directivos del IA-UNAM. Fue abrumador, aprender tanto en tan poco tiempo. No solamente la teoría y el software astronómico, sino la vivencia humana con personas que comparten ese mismo interes, esa misma pasión. Fue un mes que sé que jamás voy a olvidar.
Vive un intenso Astroverano


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