Mi principal razón para participar en este programa fue el idioma y mi inquietud por viajar. Llevaba ya varios años estudiando francés y por eso elegí ir a Francia. Al inicio fue difícil. Aprender a adaptarse al idioma, las personas, la ciudad, a usar el metro, etcétera, más aún viniendo de una ciudad mediana. Tuve la suerte de hacer este viaje con dos amigas, lo cual hizo más llevadero los momentos difíciles; aunque ir solo no debe ser impedimento, ya que un intercambio es también una oportunidad para crecer y aprender a ser más independiente. También comprendí que todos los países, al igual que México, tienen sus problemas; y que sí existen soluciones para ellos, simplemente hay que ponerse a trabajar. El sistema escolar en Francia, y al parecer en Europa en general, es bastante diferente al que estaba acostumbrada. Casi siempre, tu calificación depende de un sólo examen al final del semestre, existe menos disponibilidad por parte de los maestros, y el proceso de inscripción es algo largo. Pero en mi caso, recibí mucho apoyo por parte de la Oficina de Relaciones Internacionales de la universidad; siempre tuve a alguien con quien acudir cuando tenía dudas sobre la escuela, la residencia y los trámites necesarios, lo cual facilitó mi adaptación. Además de la escuela, aprendí mucho sobre cultura e historia de Francia y otros países que pude visitar. Existen cosas que para aprenderlas hay que vivirlas, aprovechemos si tenemos la oportunidad. Agradezco mucho a CETYS y a mi familia por haberme permitido vivir este sueño y espero que más compañeros se animen a vivir esta experiencia.
Para aprender hay que vivir un intercambio


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