Siempre he dicho, al menos desde que lo comprendo, que hay que conocer todas las reglas para ser capaz de romperlas a conciencia. Creo que para ser verdaderamente original e innovar no basta con crear cosas nuevas, sino que la creación en cuestión debe ser concebida en un contexto de entendimiento de nosotros mismos, pero también de lo que nos rodea, en que se puede incluir la organización en que nos desarrollamos: una empresa pública, privada, lucrativa o no. Hace un par de días discutíamos en el salón de clases acerca del significado de la creatividad, y mis compañeros y yo concordamos en esa ocasión que la creatividad no es sólo genio innato, sino concentración, preparación y trabajo. Aunque se enojen algunos maestros de redacción, el diccionario se equivoca: crear no viene de la nada, gran mentira. Pero antes de decir más, me parece preciso aclarar que para ser creativo no hay que desarrollar determinado oficio o profesión, por ejemplo novelista, pintor, diseñador gráfico o publicista. Ya, lo he dicho, paréntesis cerrado. El conocido psicólogo Daniel Goleman afirma en su libro “El espíritu creativo” que antes de un “gran momento de iluminación” sólo hay oscuridad, y es absolutamente cierto. Nos habla del ejemplo del matemático Henri Pocairé, cuyas aportaciones siguen siendo importantes hasta nuestros días, después de mucho intentar resolver un problema, encontró la solución al tomar unas vacaciones. También es conocidísimo el ejemplo de Arquímedes al encontrar el volumen de la corona del rey mientras se bañaba, ese que salió corriendo desnudo por la calle, gracias a la emoción que le causó. La creatividad implica enfrentarse a momentos de estrés y prepararse en el tema de interés, no es cosa de elegidos de Dios. En el caso de la educación universitaria, bien sabemos que un título de licenciatura (las ingenierías también son licenciaturas) no nos asegura ese tan nombrado éxito del sueño americano, estadounidense, latinoamericano, chino o lo qué mejor a uno le acomode, pero es más probable que, como decía una de mis compañeras de clase, que alguien preparado en el campo de los negocios tendrá más probabilidades de manejar bien un negocio, que alguien que no. Sí, no es imposible, pues hay genios locos afuera, pero uno no puede esperar que las cosas caigan del cielo: ser creativo es trabajar cuanto sea necesario, además de asumir responsabilidades y abrir nuestra mente a lo nuevo, creer en nosotros, pero no ciegamente, sino considerar todas las posibilidades de ese asunto que nos interesa. Adriana Pérez Estudiante de octavo semestre de Administración de Empresas. Ganadora de Peritus 2012 (Poesía Joven). Programa Jóvenes Creadores de la FLM, género Poesía (Universidad Veracruzana).Si eres estudiante de CETYS Universidad, Campus Mexicali y te interesa participar en esta sección, manda un correo a paulina.buendia@cetys.mx.
La creatividad no sólo es cosa de artistas
