Un 97% de las existencias de agua del planeta es agua salada. Descontando el agua congelada, sólo 1% del líquido en el mundo es apto para el consumo de los seres vivos y la producción de alimentos. A ello hay que agregar la desigualdad en la distribución. En México hay entidades como Tabasco que disponen de 10 veces más agua que Baja California, por ejemplo. Tres estados: CDMX, Estado de México y Aguascalientes destacan por disponer de menos 500 m3 de agua por persona al año.
México vive un proceso de aumento de la demanda de agua por el crecimiento de la población, y una disminución de la oferta, a causa del cambio climático y la sobreutilización. Eso afecta particularmente al norte del país, en especial a los estados que dependen del Tratado Binacional de Aguas de 1944. El cauce de los ríos Colorado y Bravo, que abastecen a los estados fronterizos está bajando, en el caso del primero, se ha comprobado un 20% de caída en el caudal entre 1913 y 2017. Por ello, urge actuar para que la región Noroeste del país siga siendo viable para millones de personas y seres vivos.
Estos fueron algunos de los elementos compartidos durante el webinar Hablemos del Agua: realidad, riesgos y responsabilidad, ofrecido a periodistas y medios de comunicación por CETYS Universidad, como parte del Programa Expertos CETYS.
La sesión fue abierta por el Dr. Isaac Azuz, director del Centro de Estudios para la Sustentabilidad de CETYS Universidad, quien señaló que el agua es un asunto multidimensional, pues toca muy diversos aspectos de las necesidades de un Estado. Además del abasto y los diferentes usos del agua, ésta también genera emergencias por inundaciones o sequías, y requiere una gran inversión en infraestructura hidráulica.
Por ello, “es un punto clave en la planeación regional y en la generación de leyes, gestión y gobernanza. Además, es objeto de educación, investigación y cultura”, dijo el Dr. Azuz. En promedio, 70% del agua en México se utiliza en la producción agrícola. En algunos estados esta proporción puede llegar a 85%, apuntó. Es en el campo donde se puede invertir e investigar en un uso mucho más eficiente de este recurso, señaló.
Además de ello, es momento de revisar muy de cerca las dos vertientes del Derecho Humano al Agua, señaló la Maestra Flor Fierro, de la Escuela de Derecho de CETYS Universidad. “No sólo está el problema de la dotación, sino también el problema del saneamiento, que suele ser el menos invertido, por la falta de atractivo político”, apuntó.
Esto sucede en todo el país, desde las aguas residuales de Tijuana contaminando las playas de Imperial Beach, hasta las de Huixquilucan deteriorando las vías fluviales de Cuajimalpa, en la zona conurbada de la CDMX, pasando por el deterioro de la Presa Madin por el aumento de desarrollo de vivienda en el estado de México. La inversión en aguas residuales es también motivo de tensión binacional, señala la Mtra. Fierro, pues el Tratado Binacional de Aguas contempla en sus “addendums” o “actas” esta obligación, comprometiéndose ambos países a destinar inversión a este rubro. Sin embargo, este dinero se ha dejado de contemplar en los presupuestos federales y estatales, sobre todo del Estado mexicano y sus estados fronterizos.
Un primer paso, que debería darse es homologar las leyes estatales y municipales para obligar a los desarrolladores de vivienda a invertir en la disposición y el tratamiento de aguas residuales, señala la Mtra. Fierro. Sin embargo, esto deja afuera a la vivienda informal, que en México sigue creciendo sin control, apuntó el Dr. Azuz.
De acuerdo con el Dr. Ismael Plascencia, profesor e investigador de la Escuela de Administración y Negocios, la escasez de agua en la región de Tijuana se vive de igual forma en todos los niveles socioeconómicos, pues las encuestas señalan que tanto los hogares de alto poder adquisitivo como los más pobres sufren los mismos cortes de servicio. Sin embargo, la preocupación es mucho mayor en los segmentos de menor ingreso, porque no tienen acceso a cisternas, tinacos y otros medios de conservación del líquido que aminoran los efectos del corte. Las encuestas señalan que un 3% de los hogares, unas 148,000 personas, nunca tienen agua en la zona conurbada de Tijuana.
Adicionalmente, señala el Dr. Plascencia, el desperdicio debido al mal estado de la infraestructura hidráulica prácticamente consume una tercera parte del 9% de agua potable que queda disponible para la población del cauce del Río Colorado.
Respecto de la desalinización del agua, como alternativa para Baja California, los especialistas señalan que incluso esta tecnología ya está poniéndose en práctica, en casos donde la producción agrícola de exportación permite mayores márgenes de ganancia. La dificultad de extender esta actividad radica en que el costo del agua ascendería a cinco o diez veces el precio actual. Además, apunta el Dr. Azuz, “la desalinización tiene que ser “verde”, pues consume gran cantidad de energía, que debería obtenerse por vías renovables”.
En ese sentido, los especialistas de CETYS Universidad coincidieron en que todavía hay mucho por hacer para aprovechar el agua disponible por vías tradicionales. Entre ellas resulta imperativo invertir en un uso mucho más eficiente en el campo, a través de tecnologías como el riego por goteo, que debe adaptarse a las necesidades de cada cultivo. Y finalmente, las aguas grises.
“El sector ambiental lleva 17 años castigado en el Presupuesto de Egresos de la Federación y este año no es la excepción. Esto debe reconsiderarse”, apuntó la Mtra. Fierro. En ese sentido, el Dr. Plascencia señala que la organización social para exigir más acción a todos los niveles de gobierno es una herramienta útil, que ha probado su efectividad en Baja California.