El significado de ciudadanía no se restringe solamente a la vida democrática de los individuos ni a un estatus jurídico, sino que abarca un compromiso más profundo con la comunidad y la sociedad. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) asocia el concepto de ciudadanía a la pertenencia a una comunidad con derechos y obligaciones que debe además ser dinámica y expansiva.
“Por lo tanto, la conceptualización de ciudadanía va más allá que simplemente participar en las elecciones o defender a un partido o a un personaje de la política del país. Es un mecanismo de igualdad en el cual todos los ciudadanos estamos al mismo nivel ante la ley”, explica la Dra. Cecilia Osuna Lever, Coordinadora Institucional de Investigación Sistema CETYS
La Experta CETYS, señala que bajo esta óptica, se pone de relevancia el papel que tiene la educación cívica, pues “es clave en el fortalecimiento de la democracia, la inclusión social y la respuesta a desafíos globales como la polarización y la baja participación juvenil en problemáticas de interés de su comunidad, sobre todo actualmente que los sistemas democráticos cada vez se ven más amenazados en los países latinoamericanos”.
Organismos como la UNESCO (2018) han insistido en destacar la importancia de la educación para la ciudadanía global, enfatizando la necesidad de desarrollar competencias en los estudiantes que les permitan participar activa y responsablemente en sus comunidades y en el mundo. Estudios recientes señalan que aunque los estudiantes demuestran altos niveles de apoyo a los valores democráticos, existen brechas significativas en su conocimiento cívico y en su disposición de participar activamente en la vida pública (Schulz et al., 2018 y Fraillon et al., 2020).
Agrega que, en palabras de Eduardo Galeano (1995), la educación cívica es el proceso mediante el cual los individuos aprenden los valores, las normas y las instituciones que rigen la vida en sociedad, con el fin de convertirse en ciudadanos responsables y comprometidos. “Como sostuvo John Dewey, la educación cívica es esencial para la formación de una ciudadanía activa y participativa, enfatiza además la importancia del aprendizaje experiencial y la participación en la comunidad” indicó la Experta CETYS.
“Según palabras del pedagogo español José Antonio Marina, la escuela debe recuperar el objetivo de formar buenos ciudadanos, con pensamiento crítico y comprometidos con el bien común, a fin de formar ciudadanos capaces de enfrentarse a los problemas de convivencia y construir una sociedad más justa y feliz,” señala la Experta CETYS.
Ante el contexto actual que se vive en México, caracterizado por la polarización social (misma que obstaculiza la cohesión ciudadana), que ha derivado en la apatía de grandes sectores de la sociedad que no exigen sus derechos legales, ni pugnan por una visión compartida para el bien común de la sociedad, se pone de manifiesto la necesidad de desarrollar ciudadanos informados y participativos, que se organicen responsablemente, que hagan propuestas coherentes y fundamentadas para mejorar las condiciones de vida de la sociedad.
“Los ciudadanos con una alta formación cívica pueden exigir el respeto a las leyes, a los derechos humanos y a las normas de convivencia social. Por lo tanto, es imperativo diseñar políticas educativas tendientes a promover la educación cívica en nuestro país,” señala la Dra. Cecilia Osuna Lever.
Osuna Lever señala que los principales recomendaciones para el impulso de esta educación ponen el acento en ayudar a los ciudadanos a entender sus derechos y obligaciones, promoviendo comportamientos responsables y participativos; así como fortalecer la democracia, dado que un pueblo informado y comprometido contribuye a la estabilidad y la legitimidad del sistema democrático; sensibilizar acerca de la importancia de la igualdad, los derechos humanos y el respeto por la diversidad; buscar el decremento de la corrupción y de la desigualdad al exigir transparencia y justicia y, fomentar la cooperación social al promover valores como la solidaridad, el respeto y el trabajo en comunidad.
“Con esta base, algunas estrategias para promover la educación cívica desde los sistemas educativos podrían ser: incorporarla explícitamente en el currículo escolar, realizar campañas de sensibilización usando medios de comunicación como las redes sociales y actividades públicas con objeto de concienciar sobre la importancia del civismo, organizar debates y foros comunitarios en los cuales los ciudadanos puedan discutir abiertamente temas de interés público con libertad y pensamiento crítico, fomentar la participación activa; es decir, incentivar la participación en organizaciones comunitarias, voluntariados y procesos electorales, contribuyendo así al mejoramiento de la sociedad”.
La Dra. Osuna Lever concluye que estas estrategias contribuirían a formar ciudadanos informados, activos y comprometidos con el desarrollo de su país. “La formación de un buen ciudadano es un proceso permanente y dinámico que implica entender los valores para la convivencia y la intención de practicarlos, demostrando carácter cívico con conciencia de los límites morales. Esto debería ser una prioridad en el Sistema Educativo Mexicano.”

Dra. Cecilia Osuna Lever, Coordinadora Institucional de Investigación Sistema CETYS




