El estar estudiando en otra universidad fuera de tu país implica un gran reto académico, principalmente por las diferencias en los métodos educativos que existen entre ambas universidades. Las clases se imparten de una manera distinta, generalmente los temas de las asignaturas se basan en los libros que los mismos profesores escribieron y las relaciones con los compañeros y profesores son un poco más formales. En lo personal, al principio fue un poco difícil adaptarse a este nuevo sistema, ya que es distinto al que estaba acostumbrado, pero con dedicación y responsabilidad es posible obtener buenos resultados. El intercambio académico es de gran utilidad para desarrollarnos culturalmente, aunque España es un país donde la gran mayoría habla el castellano, muchos piensan que es igual a nuestro lenguaje, pero fue más distinto de lo que yo pensaba, conocí nuevas frases, expresiones y muchas palabras que en mi carrera son empleadas.Estar en Europa también fue una gran oportunidad para conocer distintos lugares, las distancias son mucho menores y aunque no lo parezca no es tan costoso como se piensa. También viviendo en Zaragoza pude conocer a muchos estudiantes de distintas nacionalidades, la mayor parte, españoles, franceses e italianos, gracias a esto, uno puede conocer más a fondo la cultura, hábitos y formas de ser y actuar de distintas personas pertenecientes a diferentes países. El crecimiento personal que tuve en mi estancia en Zaragoza fue más de lo que imaginé. La responsabilidad, la dedicación, el respeto y la tolerancia fueron los valores que más peso tuvieron en mí durante el intercambio. Definitivamente es una experiencia que recomendaría a todos los estudiantes, pues es una manera de crecer académicamente, culturalmente y personalmente. Hoy en día, tengo un panorama más amplio de mi carrera y como se ejerce fuera de mi país.*Extracto de testimonio.
Crecí más de lo que imaginé


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