Los mexicanos decimos que hay tres cosas de las que no se debe hablar: religión, política y fútbol, pero una persona me explicó que los seres racionales son capaces de discutir cualquier tema sin ofuscarse innecesariamente, partiendo de argumentos bien fundamentados; mientras son tolerantes hacia las ideas de otros. Es de esta manera cómo se logran las conexiones intelectuales, afectivas y sociales más profundas: teniendo la mente abierta. Hace poco, en una comida con alguien, a quien a partir de ahora denominaremos como “El Susodicho”, me comentó que entre los seguidores de su equipo favorito de fútbol se suele decir que el conjunto “juega bello”, claro que por mi ignorancia en lo que se respecta a deportes no entendí la referencia. Me explicó que los jugadores fundamentan sus movimientos en estrategias bien pensadas y en verdadero trabajo en equipo, lo que los hace ser líderes de su liga en muchas ocasiones. Me pareció un buen ejemplo de cómo lograr una meta: trabajar en equipo, pero tal vez no sea esa la respuesta siempre. Elenita Poniatowska habló hace un par de semanas en una editorial televisiva sobre las personas, por decirlo así, menos grupales, y aunque usa el término psicológico erróneo al llamarlos tímidos en lugar de introvertidos, hace notar que importantes personajes como el activista de La India, Mahatma Ghandi, gran figura de la lucha por la independencia de ese país a través de la no violencia; o el escritor mexicano Juan Rulfo, quien desarrolló numerosos proyectos editoriales, principalmente revistas, con los que apoyó a otros escritores; disfrutaban más de la interiorización para el análisis de los problemas. No sería sensato afirmar que figuras como estas no causaron grandes cambios positivos en su entorno; sabían trabajar con otros pero lo hacían más por la necesidad de lograr ciertos cometidos, pero su naturaleza era la de la reflexión solitaria. Carl Jung habla en su conocida obra “Tipos Psicológicos”, entre otros temas, de los introvertidos, que la autora contemporánea Susan Cain ha retomado para advertir que en nuestros tiempos los introvertidos son (somos) un grupo al que se ha descuidado mucho en cuestión de los ambientes propicios para desarrollar su talento. Alguien introvertido, explica Cain en una conferencia para TED Talks (cómo le costó hablar en público), realmente la pasa mal cuando se espera de él o ella que, por ejemplo, hable tanto como un extrovertido o responda a estímulos de actividades grupales de la misma manera que estos. Insiste en que no se trata de decir que un tipo de personalidad sea mejor que otra y que todos tenemos un poco de ambos tipos, aunque generalmente hay uno preponderante. Me gusta creer que las diferencias son las que nos enriquecen, que no hay motivo por el cual no ver esto como una oportunidad. En este caso particular, tomemos como ejemplo las organizaciones, sería impráctico que solamente vieran los cambios que se producen en el mercado sin prestar atención al desarrollo de su fuerza de trabajo o a su situación financiera. Es difícil asignar mayor o menor importancia a lo interno o externo porque cada factor influye en nuestra personalidad y en las decisiones que tomamos. Sí, hay que ver lo que ocurre afuera, en el entorno, y adaptarnos de ser necesario, sin embargo, la reflexión, el consultar con uno mismo y no sólo con los demás aquello que consideramos importante, porque a fin de cuentas no podemos aportar nada afuera si no hay nadaadentro. ———————————————————————————————————————————————————Si eres estudiante de CETYS Universidad, Campus Mexicali y te interesa participar en esta sección, manda un correo a paulina.buendia@cetys.mx.
Con la nariz tras un libro

