Contraste. Con esta palabra describiré a la India que conocí en enero de 2012. Nuestro alberge fueron las ciudades de Mumbai -centro económico de India-, Thane, Pune -llamado el Oxford y el Detroit del este-, Aurangabad -con sus maravillas arquitectónicas milenarias-, Goa -denominado el Caribe indio- y Lavasa -un interesante proyecto de desarrollo urbano ecológico-. Nuestro excepcional anfitrión fue el Audyogik Shikshan Mandal Group of Institutes. Durante tres semanas y con la mayor hospitalidad que he conocido me recibió una nación obligada a establecer un estricto control de seguridad en cada entrada a lugares públicos. Una de las economías más jóvenes del mundo me abrió las puertas al mercado de mayor crecimiento a la vez que quedaba asombrado por la civilización más antigua y la forma en que ha sobrevivido hasta nuestros días, casi intacta. Recorrer las calles y encontrar la casa más costosa del mundo a unos metros de las viviendas más pobres es también una parte del contraste que muchos desearíamos no existiera.Este viaje fue una oportunidad de comprobar que México e India comparten retos como la desigualdad y el subdesarrollo, pero también comparten fortalezas como capital humano y recursos naturales. Me recordó de una manera más contundente que como país, nosotros también debemos priorizar la educación, trabajar duro, fomentar la competencia y sobre todo, mantenernos unidos y pensar a largo plazo en mejorar nuestra comunidad y reducir el contraste.*Extracto de testimonio
Viaje a la India


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