Cuando el talento no tiene edad: lecciones de trabajar con nuevas generaciones

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Durante años, en distintos espacios laborales, se han repetido juicios sobre las nuevas generaciones: que carecen de compromiso, que no toleran la presión o que buscan reconocimiento inmediato. Sin embargo, desde la experiencia profesional y académica, esta narrativa dista mucho de la realidad, así lo señala la Dra. Patricia Paez Manjarrez, Coordinadora del Centro de Desarrollo Estudiantil, Campus Internacional Ensenada.

“A partir de la experiencia trabajando y compartiendo con generaciones jóvenes, he vivido una realidad muy distinta: detrás de cada nuevo profesionista hay talento, propósito, disciplina y una formación académica que enriquece el trabajo e impulsa transformaciones profundas en la manera de entender las organizaciones”, explica la Dra. Páez Manjarrez.

Añade que en su experiencia, los jóvenes, más que reproducir lo aprendido, buscan innovar; no temen cuestionar procesos ni proponer alternativas.  “Trabajar con ellos ha sido una fuente constante de aprendizaje y renovación, que me ha permitido aprender desde otras perspectivas cómo afrontar los desafíos cotidianos, recordar que la curiosidad y la pasión por aprender no tienen edad”.

La riqueza de la mirada joven.

La Experta CETYS comenta que las generaciones más jóvenes, particularmente quienes pertenecen a la generación millennial y centennial, llegan al entorno laboral con un equipaje de habilidades y valores que vale la pena reconocer. Son nativos digitales, lo que también implica una mentalidad de inmediatez, a la par de un pensamiento flexible y dispuesto a la experimentación. 

Crecieron en un mundo hiperconectado y, por lo tanto, comprenden mejor las dinámicas del cambio continuo y valoran la comunicación asertiva en todos los ámbitos. Su compromiso con la diversidad, la sostenibilidad y el bienestar les lleva a priorizar trabajos con propósito, donde puedan contribuir a algo más que cumplir objetivos. 

“Entran en conflicto cuando un entorno laboral se contrapone a sus propios valores y principios. Buscan coherencia entre lo que hacen y lo que creen. Y en esa búsqueda, interpelan a las organizaciones y a sus líderes a ser más éticos, transparentes y humanos”, señala la Experta CETYS.

La Dra. Patricia Páez señala que estas características no restan valor a la experiencia; por el contrario, la complementan. Frente a la experiencia, la madurez emocional y la visión estratégica que suelen aportar generaciones como la X o los baby boomers, las nuevas generaciones traen consigo energía, curiosidad y sensibilidad ante los cambios sociales. Cuando se encuentran y colaboran desde el respeto y la apertura, el resultado suele ser mucho más potente que la suma de sus partes.

¿Cómo capitalizar el potencial de los jóvenes?

Para aprovechar el potencial de las nuevas generaciones no basta con integrarlas: hay que confiar en ellas. Y esta confianza no significa dejar de guiar o de exigir, se trata de reconocer que los jóvenes tienen mucho que aportar, incluso si su forma de hacerlo es distinta a la tradicional.

“He aprendido que los mejores resultados surgen cuando se da espacio para experimentar, cuando se escucha y se invita a participar en la toma de decisiones. El acompañamiento no debe ser jerárquico, sino colaborativo. Es necesario transitar del rol del “mentor que enseña” al del “colaborador que aprende con el otro”, puntualiza Páez Manjarrez.

Añade que una práctica que ha procurado mantener es dar responsabilidades reales desde el inicio. “La confianza no se construye con discursos, sino con oportunidades. Cuando un joven se sabe responsable de un proyecto, responde con compromiso y creatividad. En múltiples ocasiones, las soluciones más innovadoras y eficientes en los equipos de trabajo han surgido de quienes apenas comienzan su trayectoria profesional”.

Aprendizaje intergeneracional, un diálogo que transforma la experiencia en el trabajo: En este proceso, también ha comprobado que el aprendizaje intergeneracional es un intercambio genuino. Los jóvenes aprenden de la experiencia, la templanza y la claridad de quienes llevan más años en el camino; y “quienes pertenecemos a generaciones anteriores aprendemos de su manejo tecnológico, de su enfoque en el bienestar y, sobre todo, de su  capacidad para cuestionar lo establecido”.

La Experta CETYS explica que el diálogo entre generaciones es como una conversación que amplía el panorama, que nutre la inteligencia colectiva a partir de aprovechar las diferencias en puntos de vista e interpretaciones. Pero, subraya, que este intercambio sólo es posible si se superan los prejuicios. No hay peor desperdicio de talento que aquel que se deja ir por no corresponder a nuestras expectativas generacionales. 

Tres enseñanzas que las nuevas generaciones nos dejan: Desde el ámbito académico y organizacional, la literatura sobre diversidad generacional destaca este punto: las organizaciones que promueven equipos diversos en edad y experiencia tienden a ser más innovadoras y adaptativas (Deloitte, 2023; SHRM, 2022).

Trabajar con las nuevas generaciones deja aprendizajes que van más allá de la técnica o la gestión. Son enseñanzas que transforman la manera de entender el trabajo y las relaciones humanas: El valor del propósito sobre la permanencia. 

“Las y los jóvenes nos recuerdan que la lealtad no se mide en años de servicio, sino en la coherencia entre lo que hacemos y lo que creemos. Su búsqueda de sentido nos invita a revisar nuestras propias motivaciones y a construir entornos laborales donde permanecer tenga un significado, no solo una rutina”, expresa la Dra. Páez Manjarrez.

El coraje de cuestionar: Mientras que las generaciones del siglo pasado fuimos formadas para “respetar los procesos” y generar antigüedad en un trabajo, las nuevas generaciones nos muestran que preguntar, dudar y proponer también son formas de respeto. “Su inconformidad da pie a la innovación, y nos enseña que la tradición y el cambio marcan la pauta hacia la mejora continua”.

El equilibrio entre el logro y el bienestar: En un mundo que nos enseñó a medir el éxito por productividad y horas de trabajo, las nuevas generaciones valoran el descanso, la salud mental y la vida personal. No por falta de compromiso, es por conciencia de que el bienestar va de la mano del rendimiento y la satisfacción. Su ejemplo nos ayuda a mirar el trabajo desde una perspectiva más humana y sostenible.

Construir el futuro juntos: Negar oportunidades a las nuevas generaciones además de implicar una injusticia individual, representa también una pérdida colectiva. Cuando no escuchamos sus ideas, perdemos la posibilidad de entender un mundo que cambia a una velocidad inédita. Cuando subestimamos sus competencias, corremos el riesgo de quedarnos hablando entre los ecos del pasado. Cuando asumimos que “ya aprenderán con los años”, desaprovechamos la energía, la creatividad y la sensibilidad que podrían revitalizar nuestras instituciones.

La Experta CETYS concluye que las nuevas generaciones no vienen a reemplazarnos, “a fin de cuentas, no seremos eternos. Escucharlas, acompañarlas y dejarlas avanzar es nuestra mejor herencia. Porque el talento, cuando se comparte entre generaciones, no se desgasta, se multiplica”.

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