Uno de los aspectos que se evalúan al estudiar el desarrollo económico de un país, es el impacto de la tecnología en la educación. Es decir, cuánto se ha invertido en recursos tecnológicos, cómo estos han mejorado la calidad educativa y qué medidas se han tomado para que sean accesibles para todos. La integración de la tecnología en la educación ha tenido por propósito mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje para crear sociedades más competitivas, así como fomentar el interés por el desarrollo de conocimiento científico e innovaciones tecnológicas.
Ahora bien ¿qué sucede cuando esto se analiza desde el punto de vista femenino? Históricamente, el papel de la mujer en el campo laboral no ha tenido una participación importante, especialmente en el desarrollo científico y tecnológico, ya que no se presenta como una opción de estudio donde puedan incursionar en igualdad de condiciones con sus congéneres.
¿Cuál es el panorama de las mujeres en el campo del desarrollo científico y tecnológico?
Hoy en día, solo el 33% de las personas que se dedican a la ciencia en México son mujeres, de acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Una brecha de género como esta, requiere, por un lado, que se impulse más el interés de las mujeres por cursar carreras científicas, tecnológicas y de matemáticas, y, por otro, que constitucionalmente exista igualdad de oportunidades en relación con estas áreas.
Con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, solo alrededor del 19% de las mujeres ingenieras se encontraban laborando activamente en el 2019, en comparación a más del 80% de los hombres que sí lo estaban. A su vez, dentro de las carreras con menor porcentaje de mujeres profesionistas ocupadas, se encontraban electrónica y automatización, ingeniería de vehículos de motor, barcos y aeronaves, y electricidad y generación de energía.
Esta falta de oportunidades se debe a que aún persiste, en gran parte de la sociedad, un pensamiento conservador que confina el papel de la mujer en el campo laboral únicamente a carreras relacionadas con la educación, las humanidades, las artes y las ciencias sociales, negándoles la posibilidad de explotar sus habilidades para incursionar en los sectores productivos.
Para que más mujeres ingresen en áreas de innovación y desarrollo tecnológico, hay que superar los antiguos prejuicios sociales que ligan este campo del conocimiento exclusivamente a los hombres, mismos que, desafortunadamente, parecen prevalecer por encima de los esfuerzos que hacen empresas y gobiernos por incluir a más mujeres en sus equipos científicos y de investigación.
¿Qué se está haciendo por incentivar la participación de las mujeres en la innovación y desarrollo tecnológico?
El impacto de la tecnología en la educación ha permitido que crezca el desarrollo de conocimiento en estas materias y que la educación se acerque a poblaciones vulnerables, incluyendo a las mujeres, quienes poco a poco van sobresaliendo en disciplinas como ingenierías, computación, robótica o ciencia de datos, debido a iniciativas que reconocen y potencian sus habilidades para el estudio de carreras profesionales enfocadas a la ciencia y tecnología.
En este panorama, las universidades tienen un papel importante para incentivar y promover el desarrollo tecnológico entre las mujeres. Hay instituciones, como CETYS Universidad, que cuentan con becas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) para aquellas estudiantes que quieren continuar con sus estudios de posgrado en maestrías de ingeniería e innovación. Además, la promoción de ferias de ciencias, emprendimiento y tecnología es una oportunidad para que tanto universitarias como jóvenes de preparatoria desarrollen sus ideas y se motiven a seguir incursionando en este ámbito.
