La extraña palabra ningufoneo es un neologismo que se pudo haber convertido en “La Palabra del 2016”, conforme a la selección hecha por la Fundéu / Fundación del Español Urgente, organización privada y menos acartonada que la Real Academia Española de la lengua.
Pero no. La ganadora fue la palabra populismo que en nuestro país es tan común que lamentablemente pasa casi desapercibida. Si me hubieran preguntado (pretensión imposible), yo hubiera votado por ningufoneo que es la alternativa en español a voz inglesa “phubbing” que describe la actitud, bastante frecuente, de ignorar a las personas que tenemos delante mientras concentramos toda nuestra atención en nuestro adictivo celular.
En segundo lugar, hubiera elegido youtubero por el anglicismo “youtuber”, que se refiere a quienes publican vídeos a través de YouTube. Medio cibernético del que exagerando se dice: “Si no está en YouTube, pues nomás no existe”.
Y, en tercer lugar, vendehúmos para referirse a quien hace propuestas sin fundamento, utópicas e ilusorias. Aunque en México existen varios vendehúmos que intoxican el ambiente sociopolítico y cultural, acá les decimos precisamente populistas.
De todas ellas, vendehúmos es la única registrada en el Diccionario de la RAE, con una explicación que requiere traductor: “Persona que ostenta o simula valimiento o privanza con un poderoso para vender su favor a los pretendientes”. ¡Pero qué necesidad de complicarse la vida!
Otras que estuvieron en el ajo fueron: Bizarro, cuñadismo, LGTBfobia, papilomavirus y videoarbitraje. En 2014, la palabra seleccionada fue selfi; en el 2015, refugiado y en 2016, populismos. Sin duda, aquí también se impuso Donald Trump.
LA PALABRA DE HOY: NINGUFONEO
Ninguno proviene del latín ‘nec unus’ = “ni uno solo”; en contraposición al pronombre indefinido ‘ullus-a-um’ = “alguno o alguna”. Ninguno es primo hermano de anular, nulidad y nula…
Fono es apócope (simplificación) de teléfono. Así que, ningufoneo es “yo telefoneo y no le hago caso a ninguno que tenga enfrente” sean amigo, conocido o pariente; privilegiando al ausente. En esto que llamamos modernismo de los móviles inteligentes; aunque nosotros seamos desatentos ingentes.
DE MI BIBLIOTECA: CREATIVIDAD
Empiezo el 2017 releyendo Creatividad de Edward De Bono, el gurú del “pensamiento lateral”. Su planteamiento es muy sencillo: “Pensar y ejecutar de manera repetitiva (rutinaria) haciéndolo bien”, sin duda es correcto. Pero pensar y ejecutar de manera creativa genera un valor que antes no existía, se abren nuevos horizontes, más posibilidades y -muchas veces- mayor productividad.
Yo, desde hace más de cuatro décadas incorporé el pensamiento creativo a mis preferencias cerebrales. Por ello, estoy plenamente convencido de que la creatividad no es un don sino una habilidad que se aprende, desarrolla y evoluciona. El creativo no nace, se hace.
En mis cursos y talleres de comunicación y redacción, la creatividad es el eje primordial. Pero, para darle una orientación precisa, el libro Creatividad al que ahora me refiero circuló por primera vez en 2007, no es un libro de texto sino de ejercicios para estimular al cerebro a pensar de manera divergente, disruptiva y lateral. Y, lo mejor, para activar su potencial creativo no es indispensable el móvil.
