Una de las primeras diferencias que se establecen entre un buen jefe y un mal jefe, es que el primero conversa y el otro, manda. Se suele creer, de manera equivoca, que la autoridad pasa por la obediencia en la que incurran los súbditos, y por ello es que hacen de la orden su herramienta inobjetable de trabajo.
Cuando la orden llega desde el mando superior, nuestro cerebro comienza un proceso en el cual se ve afectado por la directiva. Esa violencia dialéctica que se presenta ante la directiva, termina por hacer que el cerebro en lugar de predisponer a acatar la orden, invita a que se haga todo lo contrario.
¿Con esto queremos decir que no se puede mandar?
No, la respuesta sería que habría que evaluar metódicamente cada situación y circunstancia. Cuando no se tiene más remedio que dar una indicativa se pueden utilizar diferentes herramientas para que la orden llegue de la mejor manera posible.
Transformar una indicación en una orden pretenciosamente agresiva podría ser uno de los errores que terminen por costarte la antipatía y falta de eficiencia de tus subordinados.
Con esto queremos decir que, si logras ajustar una orden con estas características que desarrollaremos a continuación, podrías lograr los objetivos ganándote el lugar de líder entre tus compañeros:
- Cuidado del lenguaje: En muchas situaciones la vorágine de la cotidianeidad puede llevar a que una orden sea emitida con un lenguaje y un volumen mayor al que se debería. Es por ello que antes de dar una indicación directa, debes morigerar tu lenguaje para el tono en el que la vas a dar.
- Construcción del mandato: Antes analiza a la perfección cómo será el mandato para que tu interlocutor no tenga dudas de lo que debe realizar. En lo posible, incluye cuál es el motivo de la orden para que pueda comprender el origen de la misma y no pensar que es por un simple capricho.
La importancia de construir tu autoridad
Está más que verificado por diversos estudios que más importante que poder constituir un buen mandato, es saber crear las condiciones para cuando ese momento llegue.
Cuando los empleados reciben una directriz sin ninguna necesidad de cuestionarla o sintiendo que es una agresión, se logra reconocer la autoridad a través del liderazgo.
Esta legitimidad que se le da a la autoridad no es gratuita ni funciona por inercia, se construye en base a la compañía y a la confianza.
Debes definir las tomas de decisiones
Es posible que tengas toda la confianza de tu equipo o, por el contrario, no, pero lo importante es que trabajes en los criterios en conjunto, ante determinadas situaciones. Construir las normas que van a regir en el sector, facilitará el punto de encuentro para minimizar los debates por las tomas de decisiones.
Por último, no dudes
Más allá del por qué has tomado una decisión, debes mantener tu postura. Probablemente pueda surgir una discusión en la que es importante que dejes que se viertan los otros puntos de vista. Sin embargo y, aunque lo entiendas, debes expresar que compartes su opinión, pero se debe ser enfático en el por qué se debe efectuar este mandamiento según tu criterio.
Para estos casos es importante que mantengas un lenguaje corporal y verbal firme: Mirada fija a los ojos de los interlocutores, una sonrisa y una voz que mantenga la compostura de la charla.
Y en algunos casos, debes sacar a relucir tu única arma: la confianza. Llegará el momento que podrás dar un mandamiento y que de otro lado recibirás una sonrisa sin la necesidad de explicar el motivo. Esto se genera en base a dos cosas: La conversación y la empatía.
Una de las principales problemáticas que se establece en esta nueva era, es la dificultad que atraviesan las compañías por la rotación. Esto, es un grave problema para las empresas que pierden tiempo y dinero en preparación y capacitación del personal que se termina yendo en el corto plazo
Uno de los principales motivos de esta rotación está relacionada con la poca capacidad de liderazgo con la que cuentan los supervisores. Lograr modificar esto, es el principio del camino de una empresa más sana y con mejor proyección.
Lograr dar ordenanzas efectivas, no es solamente asumir un cargo y comenzar a dar instructivas sin ton ni son. Un buen jefe, se construye de a poco con conocimientos y con buenas costumbres. En CETYS Educación Continua podrás adquirir todos los conocimientos necesarios a través del Curso en Formación de Supervisores para que puedas desarrollar tu labor eficazmente.
