Se han han intensificado voluntades para ofrecer brigadas de primeros auxilios y poder contar con los aparatos adecuados para atender una crisis repentina de salud.
Es sabido que tener una vida activa es sinónimo de una vida sana. Es por eso que mucha gente va al gimnasio para hacer ejercicio o para practicar algún deporte de manera constante. Sin embargo, cualquier persona podría estar expuesta a sufrir inesperadamente un accidente y no precisamente físico. Se trata de una crisis cardiaca.
Las razones pueden variar, desde una sobrecarga física hasta una enfermedad no diagnosticada. El punto es que, cuando esto ocurre, cada segundo cuenta mientras llega una ambulancia.
Es necesario que alguien realice una Reanimación Cardiopulmonar (RCP) y utilizar un Desfibrilador Externo Automático (DEA), para proporcionarle una descarga que le salve la vida. Y la válida pregunta que haría un sector humano es: ¿Qué es un desfibrilador?
Para empezar, en 1947 se realizó la primera desfibrilación exitosa en seres humanos, por medio del Dr. Claude Beck en la Case Western Reserve University de Cleveland, Estados Unidos. Aunque tiene casi un siglo de inventado, en los últimos años este aparato se ha convertido en algo de mucha utilidad para la salud deportiva.
El Dr. Edgar Miranda, médico especialista en medicina del deporte, opinó lo siguiente:
“En los deportistas o gente que hace ejercicio constantemente, un incidente cardiovascular conlleva a veces a una muerte súbita. Situación que, sin importar que sea una persona sana o no tan sana, hay condiciones que se propician. Es el escenario menos común, pero sí el más impactante. Y ante eso, primero va el conocimiento, luego el protocolo y cerramos enfrentando la realidad. En resumen: la prevención es clave ante la emergencia”.
Añadió: “Supongamos que un jugador de equis disciplina se desmaya sobre la cancha. Si no hay ambulancia al momento, tardaría aproximadamente 1o o 15 minutos en arribar. Frente a la emergencia, interviene el desfibrilador y un usuario listo para su uso; solo mientras llegan los paramédicos”.
Dentro del deporte profesional, amateur o estudiantil, el número de decesos súbitos en plena actividad física aumentó en el último cuarto de siglo. De acuerdo con un reporte de la Librería Nacional de Medicina en Estados Unidos, la Muerte Súbita Cardiaca es la causa médica más común en los deportistas.
Ante este dato, clubes profesionales e instituciones educativas han intensificado voluntades para ofrecer brigadas de primeros auxilios y poder contar con los aparatos adecuados que atiendan tal crisis. Y definitivamente ahora, disponer de un desfibrilador es fundamental.
La Dra. Angélica Abigail Arteaga Alatorre, Coordinadora de Servicios Médicos en CETYS Universidad Campus Tijuana, agregó lo siguiente:
“El corazón de atletas y/o personas activas es sometido a veces a altas exigencias. Por lo cual, siempre existe el riesgo de sufrir un episodio cardiaco. Son conocidos los casos donde un deportista ha sido algo así, justo en medio de su actividad. Básicamente, la labor de este aparato es salvar vidas. Tiene la capacidad de restaurar el ritmo del corazón, cuando se detecta un paro cardiaco”.
Los principales componentes de un desfibrilador son la unidad de energía almacenada de descarga, electrodos transmitidos al corazón y un sistema analítico sobre el ritmo cardíaco que determina si es necesario aplicar dicha descarga. La pregunta clave es: ¿cualquier persona está capacitada para usarlo correctamente?
La respuesta es positiva, incluso sin experiencia previa. El desfibrilador está diseñado para ser de uso inmediato y práctico, guiando a cualquier usuario a través de instrucciones precisas. No obstante, es importante tener conocimiento de reanimación cardiopulmonar. Y para tal experiencia, existen las brigadas de primeros auxilios.
“Con la brigada de primeros auxilios es suficiente, pero es importante que estén en capacitación constante -recomendó la Dra. Arteaga-. El desfibrilador es un aparato automático y facilita su uso a quien lo requiera, pero es importante que las compresiones que sean de calidad. No está demás aceptar cada invitación a brigada que pudiera surgir”.
Por otra parte, el Dr. Miranda sugirió algo fundamental: “Es muy importante saber la educación médica del deportista y también de quien entra rutinariamente a un gimnasio, antes de pensar una emergencia repentina. Es valioso que ellos detecten y comuniquen inmediatamente cualquier síntoma relacionado con su salud, para evitar una tragedia. Cuidar nuestra salud importa más, de acuerdo. Orientarnos también”.
Al final, el cuerpo humano es un mundo de cambios. Como dice el dicho: “no es lo mismo los tres mosqueteros que 20 años después”. Ese inevitable desgaste por el paso de los años requiere responsabilidades propias y a veces ajenas. Una disciplina interna y externa que abogue por la vida.
No se trata de aplaudir a héroes, sino de contar con seres humanos en toda la extensión. Pero eso sí, disponer de un desfibrilador es heroicamente básico en estos tiempos de inmediatez.