El juego del amor en el deporte colegial

Los efectos positivos de tener una constante y ordenada actividad física son numerosos, innegables, y por todos conocidos, pero, ¿Qué hay de la relación que existe entre las emociones y el estado anímico de los atletas y su rendimiento deportivo?

La adrenalina, testosterona, serotonina, dopamina o euforia comparten, a nivel químico, la responsabilidad de motivar el éxito deportivo y al mismo tiempo influyen en el enamoramiento y desarrollo del amor romántico. Pero, ¿Qué pasa cuando ambos aspectos no logran compaginarse? ¿En qué momento se encienden las alertas?

Algunos estudios científicos confirman que estar en pleno idilio influye en el rendimiento físico de las personas. Cuando los deportistas viven un proceso de enamoramiento experimentan una mayor motivación en general; sin embargo, esto no asegura el éxito en la cancha.

Cuando se trata de deportistas en plena adolescencia y joven adultez, contar con una figura que les guíe en sus inquietudes, sepa comprender y orientar los acontecimientos de sus vidas personales, así como establecer límites y sana disciplina deportiva, resulta crucial.

Así lo comprueba Mare Rodríguez, asistente técnica del equipo Zorros Femenil de Voleibol, quien mantiene una estrecha relación a nivel personal con las jugadoras, mientras que el entrenador en jefe, Eduardo Murguía, se enfoca en la estrategia para cada servicio.

“Hay quienes no necesitan estar enamorados para jugar bien. Pero, de repente, hay alguna jugadora que está a flor de piel con su optimismo y lo canaliza en la cancha. Cuando Eduardo nota eso, inmediatamente le cede el balón para sumar. En esos momentos, es indispensable su colaboración. Casi todas han experimentado esa explosión en algún momento y lo mejor es dejar que fluya”, consideró.

La otra cara de la moneda viene cuando el amor no congenia con los resultados en el marcador, por ejemplo, cuando una crisis de pareja desconcentra al deportista o su relación recibe mayor importancia que las responsabilidades diarias. 

“Debemos tener mucho cuidado porque la jugadora y todo jugador merece espacio para equilibrar sus emociones y evitar, en lo posible, que se propague esa baja en las demás compañeras. A veces no es fácil esa labor nuestra”, añadió la auxiliar.

Maria Fernanda Gil AvendañoPara María Fernanda Gil Avendaño, combinar su rol escolar con la práctica deportiva representando a CETYS con un palmarés que incluye el Campeonato Nacional Ocho Grandes de la Liga ABE, así como la medalla de oro en la Universiada Nacional CONDDE, ha sido un proceso interesante, retador y que le ha permitido madurar como ser humano.

La basquetbolista es licenciada en Psicología Clínica y actualmente estudia la Maestría en Psicología en Educación. En su vida personal, suma tres años de noviazgo, en los que su pareja Mario Andree Gracia ha estado presente en todos sus partidos, destacando su apoyo e impulso cuando en abril del 2018, la deportista enfrentó una rotura de ligamento. 

“Estaba en mi mejor momento como deportista cuando padecí esta lesión, durante la Final de la Universiada Nacional contra Borregas Monterrey; fueron nueve meses sin jugar. Mi novio fue una persona clave para superar la crisis emocional. Me escuchó, me acompañó a las terapias… Él padeció mis momentos de alegría y de tristeza. Siempre estuvo ahí”, dijo María Fernanda.

Tras superar este difícil proceso la atleta reapareció con Zorros Femenil en enero del 2019, y desde entonces sigue disfrutando tomar la pelota al lado de amigas, compañeras y entrenadores en la duela, así como la compañía de su familia y novio en las gradas.  

“Lo mejor siempre es tomarlo con calma”, dijo respecto a los momentos difíciles que se presentan dentro y fuera del campo de juego, y envió dos importantes consejos a los jóvenes deportistas: 

1.- Administra tu tiempo: Recuerda que la vida se compone de muchos aspectos, todos igual de importantes; principalmente la escuela, el equipo deportivo y la familia. Equilibra tu tiempo para que puedas disfrutar cada uno de ellos, hazlo apoyándote en medios de comunicación virtuales, llamadas, mensajes, programa citas, etc… 

2.- Comunícate de forma asertiva: Cuando se está en una relación de pareja, es fundamental saber escuchar al otro y conocer sus necesidades, para así establecer acuerdos y comprenderse mutuamente acerca de las responsabilidades, agendas ocupadas y sobre el tiempo que compartirán. 

El rol de la familia 

Mantener relaciones amorosas estables y conservarse en un adecuado estado emocional dentro y fuera de ellas es sinónimo de guardar congruencia y equilibrio entre el pensamiento y la conducta, indicó la Psicóloga María Emilia Smith Flores, Supervisora de la Línea de Intervención en Crisis 075 en Tijuana, Baja California.

Lograr y conservar dicho estado es un aspecto fundamental para el desempeño del deportista, pues aunque pareciera tratarse de cosas separadas, a nivel emocional lo que ocurre en su relación amorosa tiene potencial para incidir en su rendimiento atlético, y viceversa.

La clave para que el atleta disfrute plenamente tanto de su carrera deportiva como de gratificantes relaciones amorosas se formula muchos años antes de su incursión en los deportes, cuando en casa los adultos responsables de su crianza le transmiten valores como la confianza, la responsabilidad, la asertividad y el amor por el deporte que practica, los cuales en el futuro le ayudarán a establecer prioridades y a elegir el momento adecuado para iniciar un noviazgo. 

Definitivamente, un deporte bien practicado no depende sólo de la situación romántica de quien lo juega. 

El amor también está presente en acciones como compartir la práctica con el mejor amigo o compañero de clase, comparar tiempos en la caminadora y apoyarse para mejorar, asumir compromisos desde el seno familiar y promover la autoestima propia y de los demás con buenos cimientos humanos. 

Quienes así lo entienden saben que no hay pretexto para no vivir y disfrutar al máximo dentro y fuera de la cancha; se puede tener una vida personal estable y un desempeño deportivo extraordinario teniendo como compañero en todo momento a uno de los mejores jugadores: el amor.