“…y éstas son las cosas que debías haber hecho, sin descuidar aquéllas…”

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En varias disertaciones recientes, la sinceridad, la crítica y el optimismo fueron los principales convidados. El discurso era referente a las razones necesarias para que una región geográfica adquiera una estabilidad economía y social envidiable; concluyendo que la calidad educativa en todos sus niveles, la investigación científica y aplicada, las empresas de alto impacto en productos y servicios, las innovaciones tecnológicas, etc., contribuyen de manera decisiva a dicha estabilidad. Para lograr esto, generar el ambiente adecuado para realizar actividades enmarcadas en el concepto común y reciente, I+D+i (Investigación + Desarrollo + innovación) es imperioso. Sin embargo, para que este concepto se aplique adecuadamente y genere los resultados ideales en pro de la estabilidad mencionada, es necesario un análisis interno y externo sensato. Es decir, programas públicos y privados existen en apoyo a la I+D+i, sin embargo, nuestro país aún no destaca entre los mejores (exceptuando a aquellas acciones individuales de algunas muy respetuosas personas e instituciones que son estandarte mercantil de la mayoría). Considero que, ¡Claro que tenemos investigación, desarrollo e innovación!, pero, ¡Quizá, y solo quizá!, aun la relación intra-conceptual no está robustecida (y por algunos desconocida intencionalmente). Entonces, ¿Qué tendríamos que hacer para catalizar los resultados?. Sin duda, el gobierno, instituciones de educación superior públicas y privadas, centros de investigación y empresas nos debemos de tomar más en serio dicha tarea. Rápidamente, ¡Lo sé!, se generaran respuestas hipotéticas de la alta dirección, tales como: ¡Se tiene evidencia documentada de dicha seriedad!, etc., pero, dicha evidencia no puede estar fundamentada solamente en documentos o convenios genérales o “paraguas”, sino en productos, innovaciones tecnológicas, patentes, modelos de utilidad, productividad científica, calidad de vida, creación de empresas ad-hoc, etc., es decir, objetividad mas que subjetividad, y todo esto con impacto social. Para lograr esto, ¡Soy testigo de la capacidad, interés genuino y poder fáctico de “cientos” de personas!, pero también, ¡De la incapacidad, interés falaz, discursos mentirosos y poder formal de “millones” de personas!, ¡Soy certero y claro de la falta de pasión, visión e importancia con un grado ínfimo de seriedad en tales acciones de personas, empresas, instituciones y gobiernos!, y es precisamente esta relación numérica la que afecta la esperanza de la estabilidad económica y social real. Entiendo también que, seria idealista pensar en un plan de desarrollo serio respecto a I+D+i desde las grandes esferas hacia abajo en la estructura jerárquica (porque es más fácil justificar nuestra falta de capacidad e interés local con los errores y apatía a nivel estatal y nacional). Pero, también recuerdo que, muchas acciones relevantes en la historia se han gestado desde los eslabones teóricamente más “débiles”. Entonces, ¡Es aquí cuando debemos (nosotros, los “débiles”) de tomar aliento para continuar trabajando seriamente en apoyo a la I+D+i!, y ¡No le pidamos manzanas al naranjo!, el que no tiene la vocación y pasión, simplemente maquillara su discurso público, pero seguirá siendo el mismo mezquino en esencia (algo así como sepulcros blanqueados). Finalmente, reflexionar las palabras del Maestro en el contexto mencionado, “…y éstas son las cosas (investigación científica y aplicada, academia, emprendimiento real, etc.) que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas…” y además, “…y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres…”, pero antes de ser libres para cambiar en cuanto a I+D+i, la verdad nos hará enojar un poquito. Después le seguimos….

 

Dr. Josué Aarón López Leyva

Profesor-Investigador en CETYS Universidad

Josue.lopez@cetys.mx

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