Abandono de infantes; síntoma de enfermedad social

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Cuando un hijo es separado de sus padres para ser protegido del maltrato, descuido o abandono, se convierte en una lamentable experiencia que atañe y lastima no sólo al menor y a su familia, sino a la sociedad que los rodea.

Recientemente, se dio a conocer en medios de comunicación un informe de aumento de menores de edad puestos en custodia en casas hogares en la entidad. En este sentido, la Directora de la Escuela de Psicología en CETYS Universidad, Mtra. Patricia Saracho, comentó que el incremento de la población de niños bajo custodia del Estado puede ser analizado desde diversos enfoques, siendo uno de ellos el interpretarse como síntoma de una enfermedad social.

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La también docente de la Licenciatura en Psicología en el campus Mexicali, señaló que esta problemática evidencia algunas deficiencias importantes en los sistemas sociales responsables de formar física, mental, emocional y conductualmente a esos padres durante su niñez.

“Los grupos responsables son la propia familia, la escuela, la iglesia, los servicios sanitarios y culturales entre otros; los cuales forjan en las personas la habilidad o dificultad para tomar decisiones a favor de sí mismos y de sus familias”.

Para la catedrática del CETYS, el origen radica desde la infancia, por lo que es importante lograr nutrir a los infantes en sus necesidades psicológicas básicas como valorarlo, incluirlo, aceptarlo, tratarlo con respeto y con amor.

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Mtra. Patricia Saracho.

“Cuando esto sucede en los ambientes de convivencia más importantes para el menor, además de crecer con autoestima saludable y calidad de vida, es más probable que contribuya al desarrollo social, educativo, económico y moral de su comunidad”.

Aun sabiendo lo duro que puede ser para estos menores el dejar a su familia por tiempo indefinido, Saracho comentó que al contar con espacios de gobierno o civiles, se puede apreciar un rostro saludable de la sociedad, ya que por un lado son los niños quienes reciben casa, alimento, ropa, educación, atención médica, afecto y en ocasiones una nueva familia.

De igual manera se beneficia a los padres, a quienes se ofrecen programas para que trabajen en recuperar la salud física mental y emocional, y con todo ello nuevas oportunidades que se convierten en esperanza de vida para la reintegración de la familia hacia un futuro mejor”, mencionó.

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